Moscú recuerda a sus víctimas de las represiones estalinistas

  • Frente a la sede del antiguo Comisariado del Pueblo de Asuntos Interiores (NKVD, en sus siglas en ruso), que acoge hasta hoy a los servicios secretos rusos y en cuyos sótanos murieron miles de personas en tiempos de Stalin, fusilados y torturados, Moscú honra hoy a las víctimas de aquella barbarie.

Arturo Escarda

Moscú, 29 oct.- Frente a la sede del antiguo Comisariado del Pueblo de Asuntos Interiores (NKVD, en sus siglas en ruso), que acoge hasta hoy a los servicios secretos rusos y en cuyos sótanos murieron miles de personas en tiempos de Stalin, fusilados y torturados, Moscú honra hoy a las víctimas de aquella barbarie.

En la víspera del Día de la Memoria de las víctimas de represiones políticas, la capital rusa rinde homenaje a decenas de miles de personas fusiladas en esta ciudad durante el gobierno de Iosif Stalin, que se llevó la vida de millones de ciudadanos soviéticos.

Donde hasta la caída de la URSS estaba la estatua de Félix Dzerzhinski, considerado responsable de la muerte de al menos medio millón de personas y creador de la Cheka (Comisión Extraordinaria), precursora del NKVD y del Comité de Seguridad del Estado (KGB), hoy está la Piedra de Solovétsk, un monumento a las víctimas.

De los campos de muerte y represiones de Solovetsk escribió algunas de sus más famosas obras literarias el escritor ruso Alexadnr Solzhenitsin, autor de Archipiélago Gulag, y de esas islas situadas en el Mar Blanco, en el extremo norte europeo de Rusia, se trajo a Moscú un gran piedra, memoria viva los represaliados.

Miles de personas se acercan hoy a la plaza moscovita de Lubianka, a la Piedra de Solovétsk, para recordar a los muertos en un acto, denominado "La vuelta de los nombres", de la veterana organización para la defensa de los derechos humanos Memorial.

Desde las diez de la mañana hasta las diez de la noche de hoy, los personas que toman parte en el acto leerán los nombres de las víctimas que murieron en Moscú durante las represiones estalinistas: de cada uno su nombre, apellido, edad, profesión y el día en que fue fusilado.

Como es tradición, el acto fue abierto por el Defensor del Pueblo Ruso, Vladímir Lukin, que leyó los primeros nombres de la lista para luego pasar el testigo a otros que llegaron hasta la plaza, entre ellos supervivientes vivos de las represiones, según la agencia Interfax.

Sólo en la capital rusa y sólo en los dos años del Gran Terror (1937-38) fueron fusilados cerca de 30.000 personas, recordó el presidente de Memorial, Arseni Roginski.

Los ciudadanos moscovitas también recorren hoy en una excursión organizada por la ONG los lugares más macabros de Moscú, aquellos que además de la propia sede de la NKVD se convirtieron en plazas para la condena y fusilamiento de miles de personas.

El centro del recorrido es la llamada Casa de los Fusilamientos, en la calle Nikólskaya, sede de la sección militar del Tribunal Supremo de la Unión Soviética en los años treinta y cuarenta, donde sólo entre 1936 y 1938 fueron condenados a muerte 31.456 personas, 7.408 de ellos ejecutados en Moscú.

La represión política en la URSS fue especialmente terrible durante el mandato de Stalin -unos cinco millones de personas fueron condenadas entre 1922 y 1953-, pero ésta no se interrumpió a su muerte pese a la amnistía general decretada por el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS).

Años de terror y condiciones de vida inhumanas de los presos políticos son también recordados a miles de kilómetros de Moscú, en la localidad siberiana Ust Kabirza, en la taiga rusa de la región de Kémerovo, donde abrió sus puestas este viernes el primer museo interactivo que recrea un campo de muerte estalinista.

El museo recrea con estremecedora exactitud la atmósfera de un campo de exterminio de la Dirección General de Campos (así se descifra Gulag), y sus visitantes, tras cruzar las puertas del campo se encuentran con la realidad de las prisiones estalinistas, donde pueden entrar en barracones, comedores y hasta torres de vigilancia.

Las personas que llegan al Gulag de Shorski se convierten en parte de las exposiciones, ya que "pueden tocar y sujetar cualquier objeto del museo, y si lo desean, convertirse en prisioneros del campo", explicó el gobernador de Kémerovo, Amán Tuléyev.

"Serán vestidos con las ropas de los presos, encerrados en una celda y alimentados con una mísera ración de comida. Incluso podrán trabajar en la producción maderera", agregó.

Decenas de víctimas de las represiones estalinistas visitaron el museo en su inauguración y no pudieron contener las lágrimas.

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