Monti, la credibilidad y el rigor entran en el juego político y en sus tretas

  • Mario Monti, considerado a nivel internacional como el hombre que devolvió la credibilidad a Italia, representa una apuesta europeísta que buscará relanzar el crecimiento del país con la prioridad de mantener el rigor presupuestario, tras los comicios del 24 y el 25 de febrero.

Eulàlia Blanchart, Roma (Italia) | EFE

Mario Monti, considerado a nivel internacional como el hombre que devolvió la credibilidad a Italia, representa una apuesta europeísta que buscará relanzar el crecimiento del país con la prioridad de mantener el rigor presupuestario, tras los comicios del 24 y el 25 de febrero.

Llamado a entrar en la primera línea política en noviembre de 2011, sucedió a Silvio Berlusconi, que dimitió de forma anticipada de su cargo de primer ministro, en un momento en el que el país despertaba recelo por sus maltrechas cuentas públicas.

Hombre de Goldman Sachs y avalado a sus 69 años por su trayectoria académica como economista, durante la que llegó a ser rector de la prestigiosa Universidad Bocconi de Milán, Monti, excomisario europeo entre 1994 y 2004, señaló la austeridad marcada por Europa como una cura necesaria para alcanzar, en una segunda fase, el crecimiento.

Se posicionó fuera de cualquier interés de partido y se presentó como el líder de un Ejecutivo con el valor de acometer las duras reformas necesarias para el país, a diferencia de sus antecesores, condicionados por el examen de las urnas.

Con un estilo sobrio y alejado de las estridencias de Berlusconi, logró que Italia recuperara poco a poco la confianza perdida con medidas destinadas a acabar con el despilfarro y con reformas que pusieran las bases para relanzar el crecimiento, e intentó mantener siempre esa actitud de técnico llamado para solucionar la crisis económica italiana.

Sin embargo, tras su decisión de optar a un segundo mandato, anunciada a finales del pasado diciembre después de presentar su dimisión como primer ministro, fue abandonando poco a poco ese talante para entrar de pleno en la contienda electoral recurriendo a viejas estratagemas como ataques frontales a sus adversarios e incluso descalificaciones personales.

Con una campaña de numerosas apariciones televisivas y de fuerte presencia en las redes sociales, ha jugado en varias ocasiones la carta del prestigio del que goza en Europa y ha reivindicado con fuerza que la acción de su Gobierno salvó a Italia del desastre, además de presentarse como el único capaz de seguir adelante en ese camino de saneamiento y de credibilidad recuperada.

En su aspiración de acceder a un segundo mandato como presidente del Gobierno, que ha definido como "un acto de responsabilidad hacia el país", el excomisario europeo ha entrado en la batalla electoral como líder de una coalición de partidos de centro y prestando su apoyo a la lista "Elección Cívica con Monti para Italia", formada exclusivamente por representantes de la sociedad civil.

Con todo, la decisión de continuar en política de Monti no ha estado exenta de anomalías, ya que pese a aspirar a la presidencia del Gobierno, su nombre no aparecerá como candidato en las listas electorales debido a que por su condición de senador vitalicio ya cuenta con un escaño en el Parlamento y no puede optar a otro.

Monti ha presentado su iniciativa como el deseo de ser un punto de encuentro de reformistas de cualquier corriente política, destinada a superar las dinámicas de partido vistas hasta ahora en Italia, centradas en la dicotomía izquierda-derecha.

Entre las prioridades de su programa figuran el trabajo, con especial atención a la ocupación juvenil; la reforma de la Justicia para luchar contra la corrupción endémica, y la necesidad de reforzar el rol de la mujer, así como una agenda para el sur del país, con el objetivo de mitigar las diferencias de desarrollo que existen con el norte.

Monti ha abierto, además, la puerta a la posibilidad de disminuir la presión fiscal y reducir los impuestos regionales sobre la producción, así como de establecer cambios en el Impuesto sobre Bienes Inmuebles a la primera casa -reintroducido por su Gobierno- aceptando una mayor progresividad en la tasa.

Católico conservador, casado y con dos hijos, ha declarado que la familia está fundada en el matrimonio y constituida "por un hombre y una mujer", mientras que ha rechazado la adopción para las parejas del mismo sexo.

Con unos sondeos que le sitúan como la tercera o cuarta fuerza del país, en el último tramo de la campaña electoral, consciente de que es visto como una persona fría, ha intentado mostrar su faceta más humana, con entrevistas de carácter más personal, en las que se ha mostrado distendido, permitiéndose beber una cerveza y adoptando un perro en directo en un programa de televisión.

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