EL PP CAE EN EL DESCONCIERTO CON CIUDADANOS Y DUDA SOBRE CÓMO FRENAR A RIVERA

- El partido de Rajoy ve "los puentes rotos" para negociar con la formación naranja. Los duros ataques del líder de Ciudadanos, Albert Rivera, contra Mariano Rajoy durante el debate de investidura de esta semana han sembrado el desconcierto en el Partido Popular, que veía en la formación naranja a un posible socio de gobierno, y han alimentado las dudas en la sede nacional de la calle Génova sobre la estrategia más adecuada para frenar su auge.
Ni en la cúpula del PP ni en el entorno más cercano a Mariano Rajoy en La Moncloa ocultan su "sorpresa" y a la vez "enfado" por los reproches de Albert Rivera, que de forma expresa llegó a soltarle en dos ocasiones que "no es creíble para liderar esta nueva etapa política".
Dirigentes populares consultados por Servimedia admiten que no se esperaban que Rivera fuera tan duro con Rajoy, hasta el punto de convertirse en el autor de los principales reproches al todavía presidente en funciones, por encima incluso del socialista Pedro Sánchez y del podemista Pablo Iglesias.
En el PP creían tener en Ciudadanos a un posible socio de gobierno y por eso les pilló con el pie cambiado cuando Rivera anunció un principio de acuerdo con el PSOE para la investidura de Sánchez. Sin embargo, sus críticas a Rajoy en el debate han dejado una cicatriz más profunda.
Admiten que ahora mismo "los puentes están rotos" con Ciudadanos y que no es fácil que puedan reconstruirse a corto plazo. De hecho, hace una semana desde Génova y desde La Moncloa auguraban que Rajoy llamaría a Rivera a partir del lunes como primer paso para una negociación posterior con el PSOE y ahora sostienen que no tiene sentido hablar con Ciudadanos sin visos previos de acercar posturas con Pedro Sánchez.
CIUDADANOS ES "INTRASCENDENTE"
Para justificar este cambio de posición, aducen que Ciudadanos es un partido "intrascendente" en el actual arco parlamentario porque con 40 votos "no es decisivo" en ningún escenario, puesto que el PP necesita en el menor de los casos la abstensión del PSOE y el PSOE requiere como mínimo la de Podemos.
En el entorno de Rajoy han pasado de considerar a Albert Rivera como un aliado a verle casi como un traidor por echarse en los brazos de Sánchez, por entregarle una "coartada" para que pudiera presentarse a la investidura y, especialmente, por arremeter contra el PP con tanta dureza o más que contra Podemos.
Los más afines al presidente gallego sobre todo no perdonan a Rivera que, durante el debate de investidura, acusara de "poner en jaque el papel constitucional del Rey" a quien hace dos años dirigió con el máximo sigilo la decisión de abdicar de Juan Carlos I y preparó en consenso con la Casa Real y el entonces secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, la coronación de Felipe VI.
Tampoco toleran que sugiriera que Rajoy debe retirarse y dejar paso a "gente válida" que hay en el PP, pues juzgan que esas declaraciones constituyen una falta de respeto hacia quien ganó las elecciones de diciembre y, al mismo tiempo, una intromisión en las decisiones internas de otro partido.
ERROR DE ESTRATEGIA
Las fuentes consultadas por Servimedia afirman que Rivera "ha equivocado la estrategia" al pactar con el PSOE, pues corre el riesgo de que se sientan traicionados los votantes que se decantaron por él en las elecciones generales porque estaban desencantados con Rajoy.
Aseveran que la mitad de los votos que Rivera recibió el 20 de diciembre procede de simpatizantes populares que en el pasado habían apostado por Rajoy, por lo que su reciente alianza con Sánchez puede pasarle "factura" si se repiten las elecciones y facilitar que el PP recupere hasta un 15% de votos perdidos.
Por ello, aducen que Rivera tendrá que "justificar" ante su electorado por qué ha preferido apoyar al candidato que perdió en diciembre y ha dado la espalda a quien ganó en las urnas con más de 7 millones de votos y 30 escaños de ventaja. Subrayan que el acuerdo de Rivera con Sánchez sólo ha servido para "fortalecer" al secretario general del PSOE cuando dentro de su propio partido le daban por acabado, sin que Ciudadanos haya obtenido una contraprestación a cambio.
La formación de Rajoy cree que, con esta estrategia, Ciudadanos pasará a disputar al PSOE el voto de centroizquierda y dejará libre para el PP la "hegemonía del centroderecha". Sin embargo, algunos dirigentes populares admiten a Servimedia cierta preocupación ante la posibilidad de que tanto desprecio a Rajoy debilite su candidatura y le sitúe en peor posición en caso de repetirse las elecciones.
CÓMO FRENAR A RIVERA
Como ya pasó antes de los comicios de diciembre, en el PP han surgido divergencias sobre la estrategia política más adecuada para combatir a Ciudadanos y recuperar los votos que arrebató a Rajoy hace dos meses y medio. Varios portavoces populares han arremetido en los últimos días con dureza contra Albert Rivera, respondiendo así a la guerra dialéctica que afirman que él emprendió con su intervención en el debate de investidura en el Congreso de los Diputados.
Uno de los más combativos fue el vicesecretario general de Organización del PP, Fernando Martínez-Maíllo, quien pidió el jueves “humildad” a Rivera con el argumento de que tendría que ganar al menos “una elección” para hablar a Rajoy “de igual a igual”. Maíllo llegó a declarar que el líder de Ciudadanos le recuerda a la expresidenta de UPyD, Rosa Díez, la cual "ya sabemos cómo acabó".
La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, afeó a Rivera un exceso de soberbia al tratar de presentarse ante los españoles como el único "heredero" de la Transición española y adueñarse de la labor que desarrollaron quienes participaron en aquel momento histórico desde posiciones ideológicas "de izquierdas, de derecha, de centro y medio pensionista". Por su parte, el diputado del PP Rafael Merino cargó de forma despectiva contra Rivera al asegurar que su partido espera que a partir del lunes "se baje de la Luna" y cambie de postura para que pueda “hablar en serio, dialogar y pactar” lo mejor para España.
Sin embargo, entre los más altos cargos del PP hay quien advierte de que atacar a Rivera no es la posición más inteligente, especialmente cuando en un futuro próximo se pretende pactar con él porque no hay más partidos dispuestos a apoyar un gobierno de centroderecha. Sin Ciudadanos junto al PP, señalan que una coalición de izquierdas es más fácil de justificar y más sencilla de fraguar.
Además, avisan que demonizar a Rivera tampoco es la mejor fórmula para robarle votos, sino que al contrario se corre el riesgo de concederle demasiado protagonismo y, en consecuencia, hacer más grande la amenaza. Esta tesis se afianza sobre la idea de que Albert Rivera es el político mejor valorado por el votante tradicional del PP, hasta el punto de que algunos líderes como Esperanza Aguirre o Cristina Cifuentes han manifestado públicamente en algunas ocasiones que desearían que el político catalán perteneciera a su partido.

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