Trump quema cartuchos finales en último debate frente a Clinton

El republicano Donald Trump tendrá una de sus últimas oportunidades para revertir una campaña que parece favorecer a su rival demócrata Hillary Clinton, cuando se midan este miércoles en el último debate televisado antes de la elección del 8 de noviembre.

En este tercer duelo presidencial, el millonario de bienes raíces y la exsecretaria de Estado deberán polemizar en torno a una agenda en la que ambos ofrecen puntos contrastantes: inmigración, economía y el nombramiento de un juez en la Corte Suprema de Justicia.

Pero si los dos choques previos sirven de referencia, nadie descarta un nuevo festival de golpes bajos, en una campaña que ha versado sobre la vida sexual y amenazas de prisión.

Trump llega a la defensiva, con el objetivo de sacudirse las acusaciones de conducta lasciva presentadas por varias mujeres tras la difusión de un video de 2005 en el que se jactaba de poder usar su fama para salirse con la suya con las mujeres.

"¡Ésta es nuestra oportunidad!", dijo Trump en la noche del martes.

Las últimas semanas han visto un aumento de la ventaja de Clinton sobre Trump, tanto a nivel nacional como en estados claves. La demócrata está adelante por 6,5 puntos, según un promedio de sondeos nacionales del sitio web Real Clear Politics.

Su ventaja es especialmente importante entre las mujeres que la prefieren 52% contra 37% para Trump, según una nueva encuesta de Quinnipiac.

El debate, moderado por Chris Wallace, periodista de Fox News, deberá atraer unos 50 millones de telespectadores.

Los rivales, opuestos en todo sentido, caminaron en los últimos días rutas distintas rumbo al debate, que tendrá lugar en la Universidad de Nevada, en Las Vegas, en el oeste estadounidense.

Mientras Clinton se mantuvo alejada de los actos públicos, concentrada en su desempeño, el magnate de 70 años sostuvo una intensa agenda de discursos públicos y reservó apenas algunas horas de cada día para abordar con sus asesores la estrategia a seguir en el debate.

Para el analista John Hudak, del Instituto Brookings, Clinton "deberá hacer lo que hizo en los dos últimos debates: tratar de permanecer calma y dejar que Trump siga adelante con su proceso de autodestrucción".

El director de campaña Trump, Steve Bannon, calentó los motores del debate, al señalar que algunos invitados del magnate van a "exponer el sórdido pasado de Bill y Hillary", en referencia a Clinton y su esposo, el expresidente.

En ese clima, el sitio ultraconservador Breitbart difundió el testimonio de una experiodista de televisión denunciando que Bill Clinton la había manoseado de forma indecente en tres oportunidades en 1980.

Sin mencionar el caso, el portavoz de Clinton, Brian Fallon, dijo que la estrategia de "tierra arrasada" de Trump podría revertírsele, advirtiendo que si Trump habla de esas acusaciones en el debate "le irá mal".

En los últimos días Trump insistió en casi cada alocución su denuncia de que la elección del 8 de noviembre será manipulada para garantizar la victoria de Clinton, un prospecto descartado por autoridades y expertos.

También se ha dedicado a golpear sin piedad a la prensa, a la que considera "deshonesta" por divulgar constantemente "ficciones" sobre él y la acusa de crear "un sistema retorcido que envenena la mente de los electores".

La agresiva retórica de Trump sobre la posibilidad de un fraude electoral llevó a Obama a reclamar el martes que el polémico millonario "pare de quejarse".

Trump invitó a la madre de un estadounidense asesinado en el ataque al consulado en la ciudad libia de Bengasi en 2012, y se espera que traiga a colación la responsabilidad en el episodio de Clinton, entonces secretaria de Estado.

Pero también debería martillar a la demócrata por la interminable polémica en torno al servidor privado de correo electrónico que usó cuando era secretaria de Estado.

En el último capítulo de ese escándalo, el FBI divulgó el lunes un mensaje interno que sugiere que el Departamento de Estado estaba dispuesto a facilitar cargos para agentes del FBI en el exterior en caso que la policía federal aceptara modificar el nivel de clasificación del correo de Clinton.

El Departamento de Estado negó enfáticamente que haya habido un "quid pro quo", pero el episodio sirvió para reavivar la polémica y las sospechas sobre las presiones que esa dependencia ejerció para librar a Clinton de pesadas sanciones administrativas.

La demócrata, preferida entre los artistas y las celebridades, ganó un nuevo seguidor el miércoles: el rapero Eminem lanzó un cargado ataque en verso contra Trump en una canción.

Y en Nevada, la popular banda de música norteña Los Tigres del Norte se sumó a su campaña para empujar el voto latino.

Mostrar comentarios