El populismo y el europeísmo dividen a Austria

EUROPA PRESS
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Los austriacos están llamados a las urnas este domingo para votar en segunda vuelta a su nuevo presidente. Alexander Van der Bellen, que concurre como independiente, se ha convertido en el estandarte de la moderación y el europeísmo. Su contendiente Norbert Hofer, candidato del Partido de la Libertad (FPO), es crítico con la UE y alienta los temores a la inmigración. Si ganara, sería el primer jefe de Estado de la ultraderecha en acceder a una jefatura de Estado en Europa occidental desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Las encuestas están muy ajustadas y ambos contrincantes están peleando por el voto conservador. Van der Bellen, un profesor universitario de 72 años que fue líder de los verdes en el Parlamento nacional, está intentando dar una imagen cercana frente a su currículum académico, mientras que Hofer, ingeniero de 45 años, se esfuerza por moderar su discurso.

Según Reinhard Heinisch, catedrático de Política Austriaca Comparada en la Universidad de Salzburgo, se está presenciando "una batalla sobre quién es el típico austriaco", el exponente del pueblo. "El que domine el centro ganará", ha subrayado en declaraciones a Europa Press.

Por ello, Hofer está suavizando los postulados que más pueden ahuyentar a los indecisos, en particular, los que tienen que ver con el 'Öxit', la salida del país de la Unión. Así quedó patente en el debate celebrado anoche en la televisión pública ORF, el último de esta larga campaña.

En este duelo, el contendiente derechista intentó convencer de que quiere a Austria dentro del club, frente a los ataques de Van der Bellen, que le echó en cara sus estrechas relaciones con políticos antieuropeos como la francesa Marine Le Pen. El ex líder de los verdes cree que su rival "juega con fuego" cuando sugiere plebiscitos sobre la permanencia en Europa.

Lo cierto es que Hofer está a favor de realizar un referéndum sobre la permanencia de su país en la UE si el club acaparase demasiado poder en detrimento de la soberanía nacional o si Turquía se adhiriera a Europa.

Bruselas mira con recelo estos postulados. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ya ha señalado públicamente que el candidato de la extrema derecha le desagrada.

IMPULSO AL POPULISMO

Una victoria del candidato del FPO daría, previsiblemente, alas al populismo antieuropeo en el continente. Este es el punto de vista de Steven Blockmans, jefe de Política Exterior de la UE en el 'think tank' CEPS, con sede en Bruselas. Considera que sería simbólicamente muy significativo, ya que podría ampliar el "efecto dominó" de otros "votos de protesta" como el del Brexit o la victoria de Donald Trump en Estados Unidos.

"Podría mandar una señal muy negativa para los ideales europeos", ha señalado en conversación con Europa Press. Considera que sería un mensaje "muy poderoso" para los nacionalistas y proteccionistas del continente, y cree que podría crear un "efecto amplificador" en elecciones como las previstas en Países Bajos, Francia y Alemania en 2017, donde los movimientos populistas tienen buenos pronósticos.

Austria vivió un episodio particularmente difícil con sus socios europeos cuando en el año 2000 decidieron cortar relaciones con Viena debido precisamente a la entrada del FPO en el Gobierno.

El resultado de las presidenciales también tendría consecuencias en la política interna de Austria. Una victoria de Hofer podría dar alas al FPO, que ya tiene un buen pronóstico de voto, de cara a las próximas elecciones generales en el país, a celebrar como muy tarde en 2018.

Sin embargo, Blockmans no cree que una eventual participación de este partido en el Ejecutivo pueda acarrear una reacción de la misma gravedad que a principios de siglo por parte de la UE, ya que el paisaje político en el continente "ha cambiado completamente".

CANSANCIO EN LA POBLACIÓN

El auge del populismo de derechas en el Viejo Continente es una realidad. En Austria, los expertos lo achacan a factores como el hartazgo de la ciudadanía con la política tradicional. Según Heinisch, hay un "deseo de cambio" porque desde el final de la Segunda Guerra Mundial están "los mismos partidos en el poder".

El FPO se posiciona como un partido alejado de las élites, cercano al pueblo y a sus problemas. Asimismo, ha sabido capitalizar el miedo al terrorismo islamista y el descontento con la crisis de los refugiados.

En el debate de anoche, Hofer volvió a aprovechar la ocasión para subrayar la necesidad de proteger al país frente a la amenaza yihadista. En este sentido, abogó por retirar la nacionalidad austriaca a los que se unan a las filas de Estado Islámico. Van der Bellen respondió criticando que esta medida podría dar lugar a personas apátridas.

Por otra parte, el candidato populista acusó a su contrincante de haber sido un "espía" comunista, en un intento de alejarle del votante de centro. Van der Bellen rechazó rotundamente estas afirmaciones, que tachó de "ridículas".

SOBRESALTOS EN EL PROCESO

Estos comicios presidenciales son la repetición de la segunda vuelta que tuvo lugar en mayo, que dio como ganador a Van der Bellen por la mínima. Menos de 31.000 sufragios, un 50,3 por ciento frente a un 49,6 por ciento, marcaron la diferencia.

Sin embargo, el Tribunal Constitucional anunció en julio, a raíz de una reclamación del FPO, que había que repetir el proceso por irregularidades en el recuento. La fecha inicialmente prevista para llevar de nuevo a cabo la votación era el 2 de octubre, pero hubo que retrasar la fecha por un defecto del pegamento en los sobres del voto por correo.

También han sido unas elecciones especiales porque por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial ninguno de los candidatos de los dos partidos tradicionalmente dominantes, socialistas y conservadores, pasaron a la segunda vuelta, en un muestra del cansancio ciudadano respecto de la clase política habitual.

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