Urkullu, un hombre de partido ante el reto del cargo más alto en Euskadi

  • Iñigo Urkullu, propuesto hoy por la ejecutiva del PNV como candidato a la Presidencia del Gobierno Vasco, debutará como cabeza de cartel en unas elecciones con el reto más ambicioso para un candidato vasco, el de ser lehendakari, y con el propósito de recuperar el Ejecutivo para su partido en las próximas elecciones autonómicas.

Bilbao, 21 may.- Iñigo Urkullu, propuesto hoy por la ejecutiva del PNV como candidato a la Presidencia del Gobierno Vasco, debutará como cabeza de cartel en unas elecciones con el reto más ambicioso para un candidato vasco, el de ser lehendakari, y con el propósito de recuperar el Ejecutivo para su partido en las próximas elecciones autonómicas.

El vizcaíno Urkullu (Alonsotegi, 1961) es diplomado en Magisterio, está casado y tiene dos hijos.

Considerado un político moderado, el presidente del PNV es un hombre serio, metódico, religioso y familiar, con fama de dialogante, de maneras educadas y con un discurso sin excesos verbales. Siempre sin perder su seriedad, es una persona accesible, discreta y afable en las distancias cortas.

Urkullu tendrá que abandonar la presidencia del PNV si es elegido lehendakari, para respetar la tradicional "bicefalia" de este partido, que no permite compaginar cargos internos con públicos.

Su nacionalismo es moderado pero ortodoxo: el objetivo estratégico del PNV con él al mando es conseguir un nuevo estatus político de Euskadi para el año 2015.

De su talante dialogante ha dado numerosas muestras. Desde la presidencia del PNV retomó los contactos con el PP a partir de una reunión en octubre de 2008 con el popular Antonio Basagoiti, tras cuatro años sin entrevistas entre líderes de ambas formaciones. Ya ha mantenido también encuentros con el presidente Rajoy.

Conocida es también la buena relación que tuvo con el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, con el que llegó a varios acuerdos, lo que causó malestar en el socialismo vasco.

De hecho, el talante no le ha servido en sus relaciones con el lehendakari, Patxi López, con el que apenas se habla.

Urkullu también recibió en octubre pasado en Sabin Etxea -la sede central del PNV, en Bilbao- a dirigentes de la izquierda abertzale en un encuentro que sirvió para "normalizar" sus relaciones.

Ahora se enfrentará al máximo reto posible como cabeza de cartel, el de recuperar para el PNV la Lehendakaritza en las próximas elecciones autonómicas, previstas para febrero del 2013 si no hay adelanto.

El dirigente nacionalista, pese a haber sido parlamentario autonómico -por primera vez en 1986, ahora no lo es- ha realizado toda su carrera política dentro de este partido.

A los 23 años, en 1984, ya era miembro de la ejecutiva del PNV en Vizcaya, en la que permaneció de forma prácticamente ininterrumpida hasta 2007.

Desde que empezó en política en la segunda mitad de la década de los años 80, formó parte del grupo de jóvenes cuadros del PNV de Vizcaya, llamados entonces "jobuvis" (acrónimo de jóvenes burukides vizcaínos) que fue tomando el mando del partido en este territorio.

En 1996 el grupo demostró que controlaba ya el PNV de Vizcaya al derrotar al veterano Luis María Retolaza en la elección para el Bizkai Buru Batzar, la ejecutiva vizcaína.

Entonces el nuevo presidente del PNV vizcaíno fue otro veterano, Javier Atutxa, pero Urkullu ya fue el número dos y portavoz de esa ejecutiva y cuatro años después, en 2000, le sustituyó al frente de Vizcaya cuando se retiró.

Urkullu accedió a la presidencia de todo el PNV en diciembre de 2007, cuando fue el candidato de consenso entre los dos sectores del partido tras el abandono de la política de su antecesor, Josu Jon Imaz.

En enero de este año fue reelegido como presidente del partido, pese a que durante su mandato el PNV ha perdido gran parte del poder institucional que tenía (el Gobierno vasco, ahora en manos del PSE-EE con apoyos del PP; y las Diputaciones de Guipúzcoa y Álava, gobernadas por Bildu y PP, respectivamente).

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