"La situación humanitaria es catastrófica", ha lamentado Guterres, que en una comparecencia ante los medios ha alertado de la llegada de unos 380.000 refugiados rohingya a Bangladesh. La mayoría llegan "hambrientos y malnutridos", entre ellos numerosos niños.
Guterres ha reiterado su condena por los ataques insurgentes, pero al mismo tiempo también ha considerado "preocupantes" las informaciones sobre unos abusos de las fuerzas de seguridad que serían "completamente inaceptables". "Insto a las autoridades de Birmania a suspender la acción militar, poner fin a la violencia, respetar el Estado de Derecho y reconocer el derecho de retorno de todos los que se han ido del país", ha subrayado.
El máximo responsable de la ONU también ha pedido que la "ayuda humanitaria vital" llegue a quienes la necesitan, si bien al mismo tiempo también ha reclamado "un plan de acción" para atajar las causas que subyacen en el origen de la crisis. En este sentido, ha pedido que los rohingya puedan tener la nacionalidad birmana o "al menos un estatus legal que les permita llevar una vida normal que incluya libertad de movimiento y acceso al mercado laboral, a la educación y a los servicios médicos".
La líder 'de facto' de Birmania, Aung San Suu Kyi, ha decidido no acudir este mes a la Asamblea General de Naciones Unidas para centrarse en los "asuntos internos" del país, en medio de las denuncias sobre abusos de las fuerzas de seguridad contra la minoría rohingya en Rajine.
El Consejo de Seguridad de la ONU tiene previsto reunirse este miércoles a puerta cerrada para discutir el tema, en su segundo encuentro desde el inicio de la actual crisis.
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