SIRIA. MÁS DE 700.000 NIÑOS REFUGIADOS NO VOLVERÁN AL COLE ESTE CURSO

Alrededor de 730.000 niños sirios que viven refugiados en los países vecinos no podrán ir a la escuela en el curso 2017-2018, que arranca en Oriente Medio a lo largo de esta semana.
Según advirtió este lunes Save the Children, la cifra alcanza ya el 43% del total de la infancia siria refugiada, y representa un aumento del 34% respecto a 2016. Entre otros peligros, los niños sin escolarizar corren un mayor riesgo de caer en la explotación y el matrimonio infantil.
Pese a los esfuerzos de los países de acogida y a las promesas de los países donantes, existen grandes barreras que dificultan el acceso de estos niños a las aulas, denunció la ONG.
Entre estas, citó la dependencia del trabajo infantil que muchas familias refugiadas tienen para subsistir; el miedo a que las niñas sufran abusos sexuales; la falta de transporte asequible para acudrir a la escuela, o las elevadas tasas de matrícula. De hecho, muchas de las 300.000 plazas que se crearon para los refugiados sirios en la región no han sido cubiertas.
Helle Thorning-Schmidt, directora de Save the Children Internacional, alertó de que “si no se actúa rápido, millones de niños refugiados en todo el mundo seguirán viendo cómo su futuro se evapora mientras pasan otro año sin recibir educación”. “A estos niños les han robado su futuro dos veces; primero cuando huyeron de la guerra y ahora cuando se les niega el derecho a aprender”.
VÍCTIMAS DE LA GUERRA
Indicó que los primeros en abandonar el colegio son los niños que viven en zonas de guerra. En Siria, se estima que casi dos millones de niños no van al colegio.
En lugares como Raqqa, donde persiste el conflicto, más de 150.000 menores han sido desplazados en los últimos meses y es extremadamente difícil reconstruir los colegios y conseguir que los estudiantes se matriculen.
Según la directora de Save the Children en Siria, Sonia Kush, “los niños que han vivido la guerra y experimentado la violencia extrema nos dicen una y otra vez que están desesperados por ir al colegio y empezar a aprender de nuevo”.
"Nuestra experiencia en países vecinos demuestra que si logramos que los alumnos vuelvan a la escuela y reciben el apoyo que necesitan para permanecer en ella, podemos empezar a ayudarles en su recuperación. Sin embargo, necesitamos ver un compromiso mucho más profundo con la educación y la ayuda para atender su salud mental”, concluyó Kush.

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