Grecia se esfuerza en controlar las fronteras aprovechando el invierno

    • Sigue aprisionada entre los acuerdos de Schengen sobre la libre circulación y los de Dublín, que obligan a los refugiados a pedir asilo al país al que llegan.
    • "Por el momento, la situación es gestionable", afirma ahora el ministerio de Política Migratoria
Frontex despliega casi 300 trabajadores y 15 buques para ayudar a Grecia a gestionar el flujo de refugiados
Frontex despliega casi 300 trabajadores y 15 buques para ayudar a Grecia a gestionar el flujo de refugiados

Grecia se centra en el control de las fronteras aprovechando la llegada de menos migrantes en invierno, pero sigue aprisionada entre los acuerdos de Schengen sobre la libre circulación y los de Dublín, que obligan a los refugiados a pedir asilo al país al que llegan.

La oleada de migrantes del verano pilló por sorpresa al ministerio de política migratoria.

Las llegadas a las islas del mar Egeo, que en el verano superaban las 3.000 diarias, se dividieron casi por dos: la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) registró 18.600 llegadas en los 11 primeros días de 2016.

Según un responsable local, los desembarcos cayeron a "400-500 por día" en Lesbos, primera etapa en 2015 del periplo por Europa para la mayoría de las 850.000 personas, de las cuales más de 475.000 sirias, que optaron por entrar en la UE por Grecia.

"Por el momento, la situación es gestionable", afirma ahora el ministerio de Política Migratoria.

Con la ayuda de 293 guardias fronterizos europeos desplegados en las islas por la Agencia europea de vigilancia de las fronteras (Frontex), el país registra y selecciona sistemáticamente a los migrantes.

Separa los refugiados autorizados a proseguir su ruta de los irregulares, devueltos a sus países de origen. Grecia espera otros 400 guardias en refuerzo.

Grecia se vio amenazada de expulsión del espacio Schengen por la Unión Europea (UE), traumatizada por los atentados de París y dividida por el alcance del fenómeno migratorio.

En respuesta ha puesto en funcionamiento en Lesbos el centro de recepción y registro de Moria, el primero de los cinco "hotspots" que el país se ha comprometido a instaurar antes de finales de enero, según una fuente policial.

En las otras islas, y en concreto en Leros, donde se registraron dos de los autores de los atentados de noviembre en París, el descontento de los alcaldes podría postergar la apertura de los otros cuatro. Aún así, según el ministerio, la selección y registro de los migrantes se está llevando a cabo.

Y se acelerará con la compra de 90 nuevos aparatos de toma de huellas dactilares para los que la Comisión Europea desembolsó 1,36 millones de euros.

Paralelamente, las autoridades lanzaron un procedimiento de autorizaciones para las oenegés desplegadas con el fin -dice- de mejorar la coordinación.

Pero el arresto el miércoles en la isla de Lesbos de cinco socorristas de una oenegé española acusados de ayuda a la entrada ilegal de migrantes ha levantado ampollas. Muchos cooperantes temen que las medidas de las autoridades afecten a la calidad de la acogida.

Según el ministerio del Interior, se trata de separar a las personas autorizadas a seguir el viaje por la ruta de los Balcanes, es decir los sirios, afganos e iraquíes, y cerrar el paso a los demás.

El gobierno de izquierda de Alexis Tsipras se ha resignado a reabrir centros de internamiento para los segundos, en su mayoría marroquíes, paquistaníes e iraníes. E intenta que Turquía acelere su readmisión aprovechando las presiones de la UE sobre Ankara.

Como era de esperar esto aumenta el trabajo de los traficantes de personas.

"Intentamos convencerlos de que la mejor solución es el regreso voluntario, pero incluso después de inscribirse algunos se dirigen al norte para intentar pasar por todos los medios", afirma Daniel Esdrass, responsable en Grecia de la OIM.

Gracias a una ayuda de emergencia de la Comisión, este organismo se hizo cargo desde diciembre de 500 regresos voluntarios, y ha previsto otros tantos.

Las medidas griegas han logrado acallar las críticas europeas, pero Atenas es consciente de que será por poco tiempo por varios factores: con la primavera se esperan muchas más llegadas, en Europa ganan terreno las voces partidarias de un endurecimiento de la política migratoria y el reparto de migrantes acordado en la UE avanza a duras penas.

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