Nueva polémica entre el Gobierno y la Iglesia en Argentina aumenta el clima de tensión

  • Buenos Aires, 25 mar (EFE).- El llamamiento al diálogo para evitar un clima de violencia hecho por la Iglesia desató hoy una nueva polémica con el Gobierno de Cristina Fernández, en medio de un ambiente de tensión alimentado por el conflicto con el sector agropecuario y los preparativos de la campaña electoral.

Buenos Aires, 25 mar (EFE).- El llamamiento al diálogo para evitar un clima de violencia hecho por la Iglesia desató hoy una nueva polémica con el Gobierno de Cristina Fernández, en medio de un ambiente de tensión alimentado por el conflicto con el sector agropecuario y los preparativos de la campaña electoral.

"No nos ayuden más", pidió irónicamente a la cúpula de la Iglesia el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, después de que los obispos manifestaran hoy la necesidad de "no alimentar el camino de la confrontación" en momentos de conflictividad social.

En un documento difundido por la Conferencia Episcopal Argentina, los obispos reclamaron "evitar actitudes que enfrenten y dividan" a los argentinos, al considerar que "generan un clima de confrontación propicio a la violencia".

"Toda democracia padece momentos de conflictividad. En esas situaciones complejas, alimentar la confrontación puede parecer el camino más fácil. Pero el modo más sabio y oportuno de prevenirlas y abordarlas es procurar consensos a través del diálogo", destacaron.

En ese sentido, exigieron "diálogos sinceros y transparentes" entre el Gobierno y la oposición, y abogaron por la "reconciliación de todos los argentinos y la búsqueda de consensos que fortalezcan la paz social".

Los prelados reclamaron además políticas públicas en favor de los excluidos e indicaron que la "amenaza de posible crecimiento de la pobreza en los próximos meses es el mayor desafío que el país tiene por delante y debe ser respondido por gestiones solidarias tanto del sector público como del privado".

El documento de la Conferencia Episcopal se conoció un día después de que su portavoz, Jorge Oesterheld, advirtiera de que "basta con mirar un poco de televisión y ver cómo están las rutas para decir que la paz social está muy alterada" en el país.

Tras pedir hoy sarcásticamente a la Iglesia que dejara de ayudar al Ejecutivo, el ministro Fernández reclamó "expresiones más alentadoras" y recordó que los gobiernos de Néstor Kirchner (2003-2007) y de Cristina Fernández han "reconstruido un país que venía prendido fuego".

El ministro de Justicia también exigió a la cúpula eclesiástica que "llame la atención" a los integrantes de la Iglesia que "participan en actos políticos".

Aníbal Fernández aludía al presbítero Guillermo Marcó, quien la semana pasada fue uno de los oradores en una marcha contra la inseguridad convocada en la Plaza de Mayo, frente a la sede del Gobierno.

Además de la preocupación por la creciente ola de violencia que afecta a las principales ciudades del país, la Iglesia habló de alteración de la paz social por el conflicto que mantienen el Gobierno y el sector agropecuario desde hace más de un año por los impuestos a las exportaciones de granos.

Desde el sábado último los productores desarrollan una huelga comercial, la séptima desde que comenzó el conflicto en marzo de 2008 y la segunda en lo que va de este año, y bloquean total o parcialmente decenas de carreteras del país.

Las discrepancias entre la Iglesia y el Gobierno coinciden, además, con la polémica surgida por la decisión de Cristina Fernández de adelantar a junio las elecciones legislativas inicialmente convocadas para octubre.

La propuesta, apoyada ya por la Cámara de Diputados con el rechazo de la oposición, podría aprobarse definitivamente el jueves en el Senado con el voto del mayoritario grupo oficialista y sus aliados.

La jefa del Estado ha heredado del Gobierno de Néstor Kirchner, su marido y antecesor, una relación conflictiva con la Iglesia católica.

Una de las principales controversias durante la gestión de Kirchner se desató cuando el ex obispo castrense Antonio Baseotto criticó con dureza a un ministro que se declaró en favor de la despenalización del aborto.

El año pasado volvieron las tensiones cuando el Gobierno ratificó la bajada de los índices de pobreza un día después de que la Iglesia manifestara su preocupación por el aumento de ese indicador.

El otro gran foco de tensión se produjo por el rechazo del Vaticano a la postulación de un ex ministro como embajador ante la Santa Sede por ser divorciado.

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