Renan Calheiros, el poderoso jefe del Senado manchado por corrupción

Por sus famosos implantes de cabello o por los millonarios sobornos que habría recibido del fraude de Petrobras, para muchos el nombre de Renan Calheiros es la viva imagen del escándalo de corrupción que sacude a Brasil.

Y este mismo hombre podría convertirse en el segundo más poderoso del país.

El hoy presidente del Senado, de 60 años, enfrenta 11 investigaciones en la corte suprema por corrupción, lavado, desvío de dinero público y fraude, según un relevamiento del sitio especializado Congresso Em Foco.

Y podrá convertirse en el primero en la línea de sucesión del poder si el impeachment contra la presidenta Dilma Rousseff por maquillaje de las cuentas públicas, prospera este miércoles en la Cámara alta que dirige.

Son necesarios 41 votos de un total de 81 senadores para que la mandataria abandone el Palacio de Planalto, sede de la presidencia, y aguarde la sentencia final en la residencia oficial.

Y mientras tanto, el vicepresidente Michel Temer asumiría el poder interinamente mientras el Senado evalúa durante 180 días si destituye definitivamente a la presidenta.

Si finalmente, como indican los pronósticos, Rousseff es destituida de su cargo, Temer completaría el mandato hasta 2018.

Calheiros aseguró antes de que comenzara la sesión que no votará. Y añadió: "Yo nunca quise que el impeachment llegara hasta aquí porque es un proceso traumático para el país que trae, sobre todo, inestabilidad".

Calheiros nunca se anotó como enemigo público de la mandataria, de quien muchos decían era su hombre fuerte y de confianza en la cámara alta.

Ni siquiera cuando su partido PMDB (centro), siempre del lado del poder, rompió con el gobierno de Rousseff y asumió la tarea de tumbarlo a través del impeachment.

Una actitud muy diferente a la de quien fuera hasta hace poco su par en la Cámara de Diputados y también compañero del PMDB, el impulsivo Eduardo Cunha, suspendido del cargo por la corte suprema, acusado de corrupción.

Un estudio de la ONG Transparencia Brasil reveló que 61% de los miembros del Senado han sido condenados o acusados de delitos en algún momento. Calheiros figura entre ellos pero hasta ahora ha logrado sobrevivir a las acusaciones sin haber sido condenado.

Del total de investigaciones en su contra, nueve son por el megafraude a Petrobras, en el que grandes constructoras pagaban sobornos a ejecutivos y políticos a cambio de contratos en la petrolera estatal.

Figura en la lista de sospechosos detrás del "Petrolao", el mayor caso de corrupción de la historia de Brasil, que defraudó a la estatal Petrobras en más de 2.000 millones de dólares.

Pero hasta el momento no ha sido acusado formalmente por ningún cargo y sigue al frente del Senado, cargo que ya ejerció entre 2005 y 2007.

Calheiros ha tenido que usar su astucia política para salvar su carrera en el Senado, al que llegó elegido por primera vez en 1994. Está en su cuarto mandato.

Incluso logró pasar la página de un embarazoso incidente tras ser descubierto usando un jet de la fuerza aérea para viajar al noreste de Brasil para someterse a un injerto de cabello.

El senador pagó los 27.000 reales (hoy 7.500 dólares) que costó el vuelo sin hacer mucho ruido.

Detrás de su sonrisa bonachona y tono pausado -no pelea con nadie-, hay un astuto político con un profundo conocimiento de la máquina pública, un experto articulador entre aliados y adversarios y un sagaz jugador al momento de formar coaliciones.

Al punto que, aquel joven diputado regional de Alagoas que viajaba a las sesiones en un Fusca, está a un paso de convertirse en el segundo hombre más poderoso de Brasil.

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