Ruth Chaparro (FUCAI): "Los indígenas de Colombia se enfrentan a los mismos retos de hace 500 años"

  • "En un mundo en el que hay suficiente para todos hay gente que muere de hambre mientras otros tiran comida", denuncia
EUROPA PRESS

Los pueblos indígenas de Colombia se siguen enfrentando hoy en día a los mismos retos que "hace más de 500 años" y que son resultado de la exclusión y la desigualdad imperante en el país, sostiene Ruth Chaparro, subdirectora de la Fundación Caminos de Identidad (FUCAI), que confía en que el acuerdo de paz entre el Gobierno y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) permita prestar a partir de ahora más atención a sus necesidades.

Chaparro, que lleva casi 40 años trabajando por los pueblos indígenas, explica en una entrevista a Europa Press que estas comunidades se enfrentan en primer lugar al "reto de seguir existiendo en el mundo como pueblos culturalmente diferenciados" ya que muchos corren el "riesgo inminente de desaparecer".

Además, se enfrentan al reto de ser "reconocidos y respetados con sus tradiciones culturales y sus maneras de relacionarse con el medio ambiente y con la gente" y de que "sus Derechos Humanos fundamentales sean garantizados".

El hambre y la desnutrición de la que son víctimas los pueblos indígenas tanto en Colombia, donde los wayúu son un claro ejemplo, como en el esto del mundo son, en opinión de Chaparro, "la manifestación de la desigualdad y la exclusión en un mundo que tiene suficiente comida para alimentar a toda la humanidad, pero que está mal distribuida".

"Mientras unos tiran alimentos a la basura o mueren de obesidad, otros mueren de hambre", lamenta, subrayando que "superar este reto es asunto de toda la Humanidad para poder avanzar como una especie solidaria e inteligente".

EL CONFLICTO ECLIPSÓ LOS GRANDES PROBLEMAS

En el caso de Colombia, la subdirectora de FUCAI, socia local de Manos Unidas, confía en que el fin del conflicto con las FARC permita prestar más atención a los indígenas. "El terrorismo y la lucha antiterrorista en Colombia por más de 50 años se llevaron toda la atención, los esfuerzos y los recursos", señala.

Como consecuencia, "este hecho impidió ver y atender otros grandes problemas que tenemos como sociedad: la desigualdad, la exclusión, el racismo, la pobreza extrema, el extractivismo y el deterioro ambiental, lo mismo que la corrupción política y administrativa de los sectores público y privado", resalta Chaparro.

Ahora, confía en que el resultado de la paz sea "menos presión e impacto de la violencia en los territorios indígenas y sus comunidades" y que estos puedan participar "en la implementación y verificación de los acuerdos". Asimismo, espera que ayude a garantizar sus Derechos Humanos y permita una "mejor inversión social para la satisfacción de las necesidades básicas" de estas comunidades.

Por otra parte, Chaparro sostiene que los indígenas tienen "haceres y saberes muy útiles" para toda la Humanidad, empezando por su trato a "la tierra como madre". "La veneran, le agradecen y le piden perdón por el daño causado y por haber permitido que otros le hagan daño", explica.

Además, "estos pueblos tratan a las plantas, a los animales y a los demás seres de la naturaleza como hermanos y saben que todo lo que hagamos con ellos se nos devolverá algún día en favor o en contra según nuestro comportamiento", añade.

Igualmente, pone en valor que "estos pueblos no acumulan riquezas, no ahorran, no producen grandes toneladas de basura, no contaminan, no quieren someter a otros pueblos, no hacen ningún tipo de proselitismo, valoran el aquí y el ahora, disfrutan el presente, le dedican mucho a tiempo a sus hijos y a la comunidad, respetan a sus ancianos, buscan no solamente una vida digna y tranquila, sino también una muerte digna y tranquila".

Los indígenas "saben que el proyecto más importante es la persona misma, su familia y su comunidad y se dedican a sacar adelante ese plan de vida", subraya Chaparro, quien pese a no pertenecer a una comunidad indígena ha dedicado su vida a defender los derechos de estos pueblos.

DEFENDER A LOS INDÍGENAS ES COMPENSARLES POR LA DEUDA DE LA HISTORIA

"Defender a los pueblos indígenas es un asunto de humanidad y es una responsabilidad de toda la sociedad sin distinción de raza, credo, nivel académico o económico" pero también una manera de "compensar en mínimo la deuda social y económica que nuestras sociedades tienen con ellos por los daños causados a través de la historia", defiende. "Como colombiana tengo ancestros indígenas y defender a estos pueblos es la mejor forma de reconocerlos y honrarlos", añade.

Chaparro y FUCAI llevan 27 años llevando a cabo proyectos de todo tipo --educativos, de liderazgo, de mejora de las condiciones de vida, de soberanía alimentaria-- con la participación activa de las comunidades indígenas y en los que éstas "son las protagonistas". "Son proyectos sin paternalismo, que no generan dependencia", incide.

La subdirectora de FUCAI se muestra particularmente orgullosa de "haber sido parte de soluciones concretas, de un 'sí se puede' con resultados de impacto verificables" y de haber forjado durante estos años alianzas "con entidades financiadoras privadas, públicas y de cooperación internacional que, como Manos Unidas", apoyan y respetan a los socios locales".

FUCAI, GALARDONADA CON EL PREMIO BARTOLOMÉ DE LAS CASAS

Chaparro será la encargada de recoger este martes en Casa de América de manos del rey Felipe VI el premio Bartolomé de las Casas que le fue concedido a FUCAI en 2015 por su constante trabajo de fortalecimiento de la identidad y la autonomía de los pueblos indígenas en Colombia.

La subdirectora de FUCAI tiene muy claro que piensa seguir trabajando en ello. "Esto es una lucha continua entre una sociedad depredadora y no respetuosa de sí misma y una sociedad que en la línea de Bartolomé de las Casas muestra un paradigma en favor de la humanidad, de la existencia del 'otro' así no sea como nosotros", afirma tajante.

Por ello, su objetivo es seguir trabajando para la "sensibilización de gobiernos, empresarios y sociedad civil" para que superen su "arrogancia" y "el todo vale" y se den cuenta de que "si estos pueblos desaparecen es la Humanidad la que pierde, es el planeta el que pierde y que mientras haya excluidos, no hablar paz ni felicidad".

En este sentido, apuesta por preparar e involucrar a las nuevas generaciones para que "continúen el camino y vivan plenamente, ya que servir produce felicidad y la satisfacción del deber cumplido sin hacer daño a otros produce paz para cada uno y para su descendencia". "Todos podemos y debemos hacer mucho más, no es hora de cansarse, no es hora de quejarse, es hora de permanecer", remacha.

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