En la primera semana de junio, el precio de la gasolina ha registrado su nivel más alto en los últimos 7 años. Según las estadísticas del Boletín del Petróleo de la Comisión Europea, el litro ha subido hasta los 1,36 euros, el más alto desde octubre de 2014, cuando llegó a costa 1,40 euros por litro. En la práctica, esto significa que llenar un depósito de 60 litros cuesta alrededor de 80 euros, un 23% que hace un año.
Este incremento se explica por una falta de recursos cada vez más acentuada, escasez que está obligando a las empresas a producir combustible empleando sustancias alternativas, lo que por ende se traduce en un incremento de los costes de producción. De hecho, tal y como reconocía a 20 minutos, Antonio Turiel, científico del CSIC y experto en el mercado petrolífero, "esto va a ir a mucho peor".
Cómo se establece el precio del crudo
Existen varios índices de precios del petróleo en el mundo. El crudo es un producto a partir del cual se hace la gasolina que se necesita para los vehículos. La oferta y la demanda es el motivo por el que fluctúan los precios. A pesar de esto hay otros factores que también influyen como los conflictos bélicos, la especulación financiera o la subida y la bajada de las divisas.
Por qué no se notan las bajadas, pero sí las subidas
Los vaivenes del petróleo no se reflejan directamente en el precio de la gasolina porque el crudo solo representa el 40% del precio final, el 60% restante son impuestos. De esta manera, aunque el precio del petróleo baje muchas veces no se refleja en las gasolineras.
El crudo es el producto de base que se procesa en la gasolina en las refinerías de petróleo. Así que, si el precio del petróleo sube, el precio de la gasolina sube. Sin embargo, hay otros factores que afectan el precio de la gasolina y por eso su precio no siempre cae cuando lo hace el precio del petróleo.
