Cuando llega el momento de comprar un inmueble, hay que prepararse para afrontar un gran desembolso de dinero. Aunque hayamos solicitado una hipoteca, lo más habitual es que haya que dar una entrada, hacerse cargo de los costes del notario, de la gestoría... Y pagar los correspondientes impuestos. Los gravámenes asociados a la venta de una vivienda varían dependiendo de si esta es de obra nueva o de segunda mano.
Cuando se trata de una casa a estrenar, al precio de venta habrá que sumarle el correspondiente 10% de IVA, que es el mismo en todas las comunidades españolas menos en Canarias, que se queda en un 6,5 %. Además de este impuesto, habrá que abonar el impuesto de Actos Jurídicos Documentados (IAJD), que corre a cargo del comprador y cuyo valor varía dependiendo de la comunidad. Se puede consultar la tabla de valores para 2022 elaborada por Idealista en este enlace.
Inmuebles de segunda mano
Si la vivienda a comprar es de segunda mano, el único impuesto que se deberá abonar es el de Transmisiones Patrimoniales, que carga la compraventa de cualquier bien de segunda mano, también de los coches. Se trata, como el IVA, de un porcentaje sobre el precio de adquisición (por lo que cuanto más consigamos ajustar el precio, mejor) y también se regula de manera autonómica. Además, en cada comunidad se pueden dar situaciones especiales o bonificaciones por edad, por ser víctima de violencia doméstica o víctima del terrorismo o por la zona en la que se adquiera la vivienda.
En este enlace del portal Idealista se pueden consultar los diferentes porcentajes de este impuesto según la comunidad de compra, siendo la más barata el País Vasco, donde el ITP se queda en un 4%.
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