La falta de vocaciones obliga a cerrar convento de los franciscanos de Berga

  • El convento de los franciscanos de Berga ha cerrado hoy sus puertas por falta de vocaciones, después de casi 700 años de presencia en la ciudad.

Barcelona, 1 dic.- El convento de los franciscanos de Berga ha cerrado hoy sus puertas por falta de vocaciones, después de casi 700 años de presencia en la ciudad.

Los dos monjes franciscanos que viven en este convento se trasladarán a la comunidad de Sabadell (Barcelona), según ha explicado a Efe el vicario de la comunidad franciscana de Berga, Francesc Costa, que hoy recogía sus cosas del convento en el que ha vivido y trabajado durante los últimos cinco años.

Los franciscanos abandonan la ciudad, en la que han estado presentes desde 1333, por falta de vocaciones.

"No es factible continuar", ha dicho Francesc Costa, que ha atribuido la falta de vocaciones a "la crisis de fe que actualmente hay en Europa".

Costa ha explicado que el convento, que tiene unos 1.500 metros cuadrados y es propiedad de la comunidad franciscana, pasará a manos "de una institución para tareas sociales que aún están por decidir".

Los monjes franciscanos de Berga, que tienen 62 y 69 años, se han dedicado los últimos años a tareas de asistencia social y al ministerio sacerdotal en una ciudad que llegó a albergar en los años 70 a una comunidad de medio centenar de franciscanos, la misma cantidad que hay ahora en toda Cataluña.

Aunque el convento quedó devastado durante la Guerra Civil y muchos de sus libros y documentos históricos ya se trasladaron al archivo provincial de los franciscanos en Barcelona, Costa ha explicado que aún quedan algunas crónicas que tendrán que trasladar.

Costa ha señalado que no tiene "una receta" para hacer que se animen las vocaciones, aunque ve un punto de esperanza en el Papa Francisco "siempre que la gente responda".

Para despedir a los franciscanos de Berga, el obispo de Solsona, Xavier Novell, ofició ayer una misa en la Iglesia de Sant Francesc, en la que recordó que la falta de vocaciones ha provocado que Berga haya pasado de tener nueve congregaciones religiosas a sólo una, las hermanas vedrunas.

Aunque la comunidad franciscana de Berga está documentada desde 1244, el convento de Sant Francesc no se fundó hasta 1333, en unos terrenos que cedió el rey Alfonso IV el Benigno en 1330 y que autorizó el papa Juan XXII.

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