El médico alemán Stephan Schneider ya avisó en 2011 que un brote de difteria podía aparecer en niños que no estuvieran vacunados. Quien detectara el caso del niño de Olot hace unas semanas, supo por entonces de un caso similar en Francia, lo que le puso en alerta y agudizó su sensibilidad en relación a este tipo de infecciones, insólitas en España desde 1986.
"Parece que la difteria no existe. Pero yo la tengo presente porque hubo varios casos en mi familia", afirma Schneider en referencia a uno de sus abuelos, según ha publicado el diario 'El Mundo'.
"No era un diagnóstico claro. Empezamos a pensar en lo más frecuente. En el caso de los niños, suelen ser las enfermedades víricas". Según apuntó el médico los síntomas del pequeño podían hacer pensar en una mononucleosis, o en una amigdalitis. Sin embargo, el cuello del niño tenía un "aspecto poco normal".
En 2011, y a raíz de un caso surgido en el sur de Francia, Schneider publicó en su blog un artículo sobre la difteria, en el cual vaticinaba la posibilidad de que pudieran surgir más casos en aquellos niños que no estuvieran vacunados.
"Prácticamente no se ve esta enfermedad, las tasas de vacunación en España son muy altas" (en torno al 95%), afirma el médico. A medida que la edad de los muchachos avanza se observa una reducción en los porcentajes de las vacunaciones. Así, hasta los 18 meses, la cobertura llega al 92%, hasta los seis años se reduce al 89% y en la adolescencia llega al 77%.
El niño de Olot, el primer paciente de difteria en casi 30 años en España, sigue estable dentro de la gravedad. Su estado es crítico porque sufre una infección que afecta a órganos vitales como el corazón, los riñones o el sistema nervioso central.
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