Sin embargo, las conexiones son importantes, ya que pueden arrojar luz sobre por qué los seres humanos con relojes interrumpidos --los que trabajan en turnos de noche o viajan a menudo internacionalmente, por ejemplo-- pueden estar en mayor riesgo de enfermedades metabólicas como la obesidad y la diabetes.
El profesor Yuhao Wang y sus colegas del Centro Médico de la Universidad del Suroeste de Texas, en Dallas, Estados Unidos, ahora muestran que los microbios intestinales producen proteínas que sintonizan el ciclo circadiano de NFIL3 a través de la señalización celular inmune. A su vez, NFIL3 controla las fluctuaciones circadianas de una vía metabólica que regula la absorción de grasa y la exportación a las células que recubren el intestino.
Los hallazgos, que se revelan este jueves en un artículo que se publica en la revista 'Science', ofrecen "una comprensión más profunda de por qué las interacciones perturbadoras microbiota-reloj pueden llevar a la enfermedad metabólica", escriben los autores.
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