El hipocampo subyace en el vínculo entre el caminar lento y el deterioro mental

  • La conexión entre la velocidad lenta de la marcha y la disminución de la agudeza mental parece surgir en el hipocampo derecho, una región en forma de dedo enterrado en el cerebro a nivel del oído, según un estudio de 14 años realizado por científicos de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Pittsburgh, en Estados unidos.
El hipocampo subyace en el vínculo entre el caminar lento y el deterioro mental
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EUROPA PRESS
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El hallazgo, publicado este miércoles en 'Neurology', la revista médica de la Academia Americana de Neurología, indica que los pacientes de edad avanzada pueden beneficiarse si sus médicos miden regularmente su velocidad a la hora de andar y ven cambios a lo largo del tiempo, que podrían ser signos tempranos de declinación cognitiva y justificar la remisión a un especialista en pruebas de diagnóstico.

"La prevención y el tratamiento temprano pueden ser la clave para reducir la carga global de demencia, pero los actuales enfoques de detección son demasiado invasivos y costosos para emplearse ampliamente", dice la autora principal Andrea Rosso, profesora asistente de Epidemiología en el Departamento de la Salud Pública de la Universidad de Pittsburg.

Rosso y sus colegas evaluaron a 175 adultos mayores de entre 70 y 79 años de edad cuando se inscribieron en el estudio de Salud, Envejecimiento y Composición Corporal ('Health ABC', por sus siglas en inglés), en Pittsburgh o Memphis, Tennessee, Estados Unidos. Al principio del estudio, todos los participantes gozaban de buena salud mental y tenían exploraciones cerebrales normales.

Múltiples veces a lo largo de 14 años, los participantes caminaron un tramo de 18 pies (5,5 metros) a lo largo de pasillo en lo que consideraban un ritmo de marcha normal, mientras que un asistente de investigación los cronometraba. Al final del análisis, se examinó nuevamente a los participantes en cuanto a su agudeza mental y recibieron exploraciones cerebrales.

Como han demostrado estudios previos, la desaceleración de la marcha de los participantes, o la velocidad de caminar, se asoció con deterioro cognitivo. Sin embargo, la investigación de Rosso determinó que los participantes con una marcha lenta y declive cognitivo también experimentaron una contracción de su hipocampo derecho, un área del cerebro importante tanto para la memoria como para la orientación espacial. Fue la única área del cerebro donde los investigadores hallaron que un menor volumen estaba relacionado con la desaceleración de la marcha y el deterioro cognitivo.

HASTA UN 50 POR CIENTO MÁS DE RIESGO DE DETERIORO COGNITIVO

El estudio de Rosso también detectó que la marcha ralentizada durante un largo periodo de tiempo es un predictor más fuerte de deterioro cognitivo que simplemente la disminución en un solo punto de tiempo, lo cual evaluaron otras investigaciones similares. Todos los participantes se ralentizaron con el tiempo, pero aquellos que se hicieron 0,1 segundos más lentos al año que sus compañeros tenían un 47 por ciento más de probabilidades de desarrollar deterioro cognitivo. El hallazgo se mantuvo incluso cuando los investigadores tuvieron en cuenta la desaceleración debido a debilidad muscular, dolor de rodilla y enfermedades, incluyendo diabetes, enfermedades del corazón e hipertensión.

"Una fracción de segundo es sutil, pero durante más de 14 años, o incluso menos, te darías cuenta --subraya Rosso, también profesora asistente en el Instituto de Ciencias Clínicas y Traslacionales de Pitt--. La gente no debería simplemente ignorar estos cambios en la velocidad de caminar; puede que no sea sólo que la abuela se está volviendo lenta, sino que podría ser un indicador temprano de algo más serio".

Aunque el equipo señaló que la velocidad de la marcha no es lo suficientemente sensible como para diagnosticar un problema cognitivo, argumenta que debe incluirse en las evaluaciones geriátricas regulares para determinar si hay una necesidad de nuevas pruebas. Si el deterioro cognitivo puede detectarse pronto, hay terapias que pueden retrasar su aparición y el tiempo extra podría permitir que los pacientes y las familias planifiquen la posible necesidad de atención asistida.

"Normalmente, cuando los médicos notan una marcha lenta en sus pacientes, lo considerarán un problema mecánico y derivarán al paciente a terapia física --señala Rosso--. Lo que estamos encontrando es que los médicos también deben considerar que puede haber una patología cerebral que conduzca a la marcha lenta y remitir al paciente para una evaluación cognitiva".

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