Hoy no pudo ser, quizás mañana

  • El S&P 500, un indicador de Wall Street que compite en lealtades con el Dow Jones, tocó hoy la gloria de los 2.000 puntos, pero al final no pudo completar la faena y cerró por debajo de esa marca, para frustración del mercado.

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Agustín de Gracia

Nueva York, 25 ago.- El S&P 500, un indicador de Wall Street que compite en lealtades con el Dow Jones, tocó hoy la gloria de los 2.000 puntos, pero al final no pudo completar la faena y cerró por debajo de esa marca, para frustración del mercado.

En más de medio siglo de existencia de ese indicador con su actual configuración, nunca hasta hoy el S&P 500 había tocado los 2.000 puntos. Al millar llegó en 1998, y con algunos tropiezos por medio, puede doblar su apuesta en los próximos días.

Hoy cerró con 1.997,92 puntos, después de haber alcanzado los 2.001,95 enteros una hora después de la apertura. No terminó por encima de los 2.000 puntos, pero consiguió al cierre su récord número 29 en lo que va de año.

La noticia ha sido acogida por Wall Street con entusiasmo, pero también con cautela.

El volumen de operaciones es bajo y hoy no hubo referencias importantes que generan demasiadas angustias o alegrías, dando la impresión de que el S&P 500 se movió hoy más que nada por inercia.

La misma inercia que está llevando también al Dow Jones de Industriales, el principal indicador, a niveles próximos al récord, y que también beneficia al tecnológico Nasdaq, que lleva ganando varios días.

Pero se trata de una época de bajo volumen de operaciones bursátiles por la temporada estival.

Además, ya terminó el grueso de la presentación de resultados trimestrales de las empresas, que se concentraron en la segunda quincena de julio y que movieron con intensidad al mercado, fundamentalmente para arriba.

La prueba de fuego vendrá en septiembre, cuando Wall Street recupere su ritmo, y cuando se conozcan datos que suelen tener un impacto certero en el mercado bursátil.

En la primera semana de septiembre se esperan indicadores como la producción de bienes duraderos, la confianza de los consumidores o los niveles de empleo.

Será entonces cuando se demostrará si el entusiasmo que vive Wall Street se mantiene o si, en cambio, se trata sólo del sueño de una noche de verano.

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