El BCE saca a pasear toda la artillería pesada para lanzar estímulos a Europa

    • Draghi ha tenido que pasar a la acción en un momento crítico para la Eurozona después de que el Gobierno francés haya saltado por los aires.
    • El próximo viernes día 29 se publicará la estimación del IPC de agosto en la Eurozona. La cifra será clave de cara a la reunión del BCE del mes de septiembre.

Dragui comparecerá en Congreso a puerta cerrada con una rueda de prensa posterior
Dragui comparecerá en Congreso a puerta cerrada con una rueda de prensa posterior
ENRIQUE UTRERA

El Banco Central Europeo (BCE) va a poner toda la carne en el asador para evitar que el fantasma de la deflación termine por enterrar durante mucho tiempo las débiles expectativas de recuperación de la zona euro. Tras el estancamiento del área en el segundo trimestre y a la espera del dato de inflación de agosto, el BCE parece dispuesto a sacar a pasear toda la artillería pesada.

Del discurso del pasado viernes en la reunión de banqueros centrales de Jackson Hole se extrae que el presidente Mario Draghi está dispuesto a entrar en un territorio inexplorado hasta ahora. Tanto es así que frente al discurso hasta ahora invariable basado en la necesidad de reformas estructurales, el jefe del BCE habla ahora de la necesidad de unificar las políticas fiscales de la zona euro para estimular el crecimiento.

Las expectativas están tirando con mucha fuerza de las bolsas y están permitiendo mínimos históricos de las rentabilidades de los bonos de mercados como el español, donde el Tesoro ha colocado este martes 3.500 millones de euros en letras a 3 y 9 meses a los tipos más bajos de la historia. Un escenario que a la vista de las previsiones del BCE podría continuar durante bastante tiempo.

Draghi ha tenido que pasar a la acción en un momento crítico para la Eurozona después de que el Gobierno francés haya saltado por los aires después del lanzamiento, el pasado invierno, de un paquete de reformas que pretenden recortar costes por valor de 50.000 millones de euros. Un esfuerzo que el BCE también pide a Italia en un escenario de críticas crecientes a las políticas de austeridad auspiciadas principalmente por Alemania.

El nuevo escenario que se cierne sobre el Viejo Continente es preocupante. Al estancamiento económico se suma que el propio BCE estima que las expectativas de inflación podrían situarse por debajo del 2% a medio plazo. Es decir, en los próximos cinco años. En esta situación, ¿qué cartas guarda Draghi en la manga?

La medida más inmediata, la más factible pasa por un nuevo recorte de los tipos de interés en la reunión del BCE de septiembre. En junio ya los dejó en un testimonial 0,15%, por lo que el impacto de una rebaja ya se verá de qué calado tendría en cualquier caso un impacto bastante limitado. Los mercados –que vuelven a subir con fuerza tras la intervención de Draghi en Jackson Hole- esperan mucho más.

Básicamente, las expectativas pasan porque el BCE lleve hasta las últimas consecuencias el paquete de medidas que dijo tener preparado en la reunión de junio. El objetivo no es otro que reactivar el crédito e impulsar una economía muy deprimida, porque desde la reunión de hace dos meses las malas noticias han sido la constante.

Además de las medidas convencionales –se podría ampliar el tipo negativo de la facilidad de depósito, ya en el -0,10%- el BCE tiene una amplia batería de medidas por delante. La primera es la compra de bonos de titulización o ABS, cuyos preparativos se están acelerando. Se trata de una alternativa a las líneas de liquidez TLTRO, que empezarán el próximo mes de septiembre por un importe de hasta un billón de euros.

Pero el auténtico plato fuerte, el que quieren ver sobre su mesa los inversores, es el programa de compra de activos con el que el BCE ha amagado sin dar hasta ahora. Algunas firmas como Nomura creen que hay un 30% de posibilidades de que Draghi active este mecanismo de compra de deuda–que seguiría la política que ha llevado a cabo la Reserva Federal estadounidense desde que empezó la crisis- este mismo año.El fantasma de la deflación en Europa

El próximo viernes día 29 se publicará la estimación del IPC de agosto en la Eurozona. La cifra será clave de cara a la reunión del BCE del mes de septiembre, porque se han disparado las expectativas sobre una actuación contundente de Mario Draghi para frenar el fantasma de la deflación en Europa.

Los analistas prevén un crecimiento de los precios del 0,3% frente al 0,4% anterior. Si se cumplen los pronósticos, el BCE tendrá el terreno abonado para bajar los tipos de interés y acelerar el proceso para poner en marcha las medidas no convencionales anticipadas en la histórica reunión el pasado mes de junio.

En la reunión de banqueros centrales celebrada la semana pasada en Jackson Hole, Draghi aseguró que "el BCE podría utilizar instrumentos no convencionales para salvaguardar el firme anclaje de las expectativas de inflación en el medio y largo plazo". Aunque no entró en detalles, sí lanzó al mercado el mensaje de que los precios seguirán débiles durante mucho tiempo.

Tras situarse en el 0,4% el pasado mes de julio, la inflación de la Eurozona ya lleva más de diez meses por debajo del 1%, un nivel que el propio Draghi ha definido como "zona peligrosa". El descenso del mes pasado supone que la inflación ha caído hasta la tasa más baja desde octubre de 2009, el segundo año de la gran crisis.En España, más de lo mismo

En clave interna, el mes de julio también representó la vuelta de los precios españoles a terreno negativo. El índice de precios de consumo (IPC) cayó en julio un 0,9% respecto al mes anterior y la tasa anual se redujo en cuatro décimas hasta un descenso del 0,3%.

Un dato que supuso la vuelta a los números rojos después de tres meses seguidos de subidas. Por su parte, el IPC armonizado registró un descenso anual de del 0,3%, muy por encima del 0,1% que esperaba el consenso de los analistas. En términos mensuales el recorte de la inflación armonizada fue del 1,5%.

El Instituto Nacional de Estadística atribuyó este descenso a la caída de los precios de la energía eléctrica y la estabilidad de los precios de los carburantes y los lubricantes y lo alimentos y bebidas no alcohólicas. Un estancamiento que contrasta con las subidas registradas en 2013.

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