España, con el equipo más corto en 18 años, quiere seguir en el medallero

  • Permanecer en el medallero, del que nunca ha salido en kas doce ediciones anteriores, constituye un objetivo que puede considerarse hasta ambicioso para un equipo español que llega con su formación más corta (44 atletas) desde Stuttgart'93.

José Antonio Diego

Daegu (Corea del Sur), 26 ago.- Permanecer en el medallero, del que nunca ha salido en kas doce ediciones anteriores, constituye un objetivo que puede considerarse hasta ambicioso para un equipo español que llega con su formación más corta (44 atletas) desde Stuttgart'93.

Sólo uno de los dos medallistas de Berlín 2009, Jesús Ángel García Bragado, compite en los Mundiales surcoreanos, pero el madrileño, medallista de bronce en 50 kilómetros marcha, tiene dos años más que entonces y ya son 41. Marta Domínguez, exculpada de sus cargos de dopaje en relación con la operación Galgo, no defenderá su título de 3.000 m. obstáculos después de haber sido madre en mayo.

La sucesión de bajas y renuncias, aun cuando algunas esgriman certificado médico, no dejan de trasladar la sensación de que algunos atletas españoles han decidido desentenderse de los campeonatos del mundo con una suerte de impotencia frente a rivales de rango universal.

A ese incipiente pero ya apreciable derrotismo ha contribuido la reducción a dos años del intervalo entre campeonatos de Europa, frente a los cuatro del antiguo régimen. Para muchos atletas españoles empieza a resultar irresistible la tentación de ahorrarse un largo viaje (30 horas tardó el equipo en llegar a Corea) y reservar fuerzas para 2012, año en que por primera vez habrá Juegos Olímpicos (Londres) y, antes, campeonatos de Europa (Helsinki).

España logró en Berlín 2009 dos medallas y siete finalistas (clasificados entre los 8 primeros). Repetir eso en Daegu sería un éxito redondo, con siete atletas menos que en la capital alemana y once si no se cuenta el relevo femenino.

Las opciones reales de medalla para España en Daegu son más contadas que nunca: Manuel Olmedo, Natalia Rodríguez y Nuria Fernández en 1.500; la sempiterna Ruth Beitia en altura; Mario Pestano y Frank Casañas en disco... y luego la marcha, que acostumbra a dar buenos réditos a España. Suyas son casi la mitad (15 de 35) de las medallas que ha ganado en el torneo.

Manuel Olmedo se considera "rápido y para correr rápido", una frase que, descifrada, significa que puede correr a ritmos altos (por debajo de 3:35) y conservar, además, el magnífico esprint que atesora desde sus tiempos de ochocentista.

La especialidad de 1.500 ofrece, de vez en cuando, finales tácticas -léase lentas- en los grandes campeonatos que constituyen raras oportunidades de brillar para los no africanos, y a esa esperanza se atiene Olmedo para soñar con dar a España una medalla que no gana desde que Reyes Estévez obtuvo la de bronce en Sevilla'99.

Los Mundiales de Daegu tendrá un significado especial para Natalia Rodríguez, dos años después de sufrir en Berlín el mayor trauma de su vida deportiva. La tarraconense ganó la final, pero unos minutos después fue desposeída del triunfo. El jurado la consideró culpable de haber derribado a la etíope Gelete Burka al entrar en la última curva, cuando ambas se disponían a batirse por las medallas con la bahrainí Maryam Jamal, que al ser segunda recogió el oro del que fue despojada Natalia.

En Daegu tendrá enfrente, además de a otras nuevas, a esas mismas rivales, en un episodio con ribetes de ajuste de cuentas.

Mario Pestano, uno de los mejores discóbolos del mundo, se presenta con la nueva responsabilidad que le confiere la banderola de capitán. Es el miembro del equipo con más presencias internacionales (42) y viene de lanzar 67,97, una marca con la que se ha subido al podio en los cinco últimos Mundiales.

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