Madrid.- Un equipo de investigadores españoles del CSIC estudiará el impacto de especies invasoras en plantas y arbustos amenazados de las islas Galápagos, para evaluar la pérdida de biodiversidad en el archipiélago ecuatoriano.
Su objetivo es analizar cómo influye en las redes de polinización y dispersión de semillas la introducción de plantas que dispersan su polen mediante insectos o a través de la ingestión de frutos por animales, según informa hoy un comunicado del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
Para la investigadora del CSIC, Anna Traveset, "la introducción de especies exóticas por parte de los humanos está causando grandes modificaciones en todos los ecosistemas del planeta".
En el caso de las especies que actúan como invasoras el problema se traduce en pérdida de biodiversidad y grandes costes económicos para la sociedad, "ya que la tendencia del problema es aumentar en lugar de mitigar", ha afirmado Traveset.
Los ecosistemas insulares, y especialmente las islas oceánicas, son muy vulnerables a la introducción de especies exóticas debido a que el aislamiento que ejerce el mar provoca que exista una mayor cantidad de especies propias y exclusivas de la región.
En las Galápagos las últimas estimaciones de flora exótica han contabilizado más de 900 especies, lo que supone que "este archipiélago está en cabeza de lista en cuanto a invasiones vegetales", comenta la investigadora.
El seguimiento que durará tres años servirá para ver cómo estas especies exóticas e invasoras se integran en las redes de interacción nativas, además de evaluar el riesgo que suponen para determinadas especies vegetales endémicas de Galápagos y en peligro de desaparición, añaden desde el CSIC.
Los investigadores creen que los resultados de esta campaña serán diferentes a los de la edición de 2010, especialmente respecto a la composición y abundancia de especies vegetales en flor.
"Este 2011 se está dando el fenómeno atmosférico de La Niña, con abundantes lluvias y cambios en la cantidad de plantas en flor, por lo que es posible que se registren importantes cambios en las interacciones", apunta Traveset.
El viaje se enmarca en un proyecto iniciado en el año 2009 cuando se realizó una intensa labor científica en las islas de Santa Cruz y de San Cristóbal, en el archipiélago de las Galápagos.
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