Urdiales y Bolívar cortan una oreja, y fuerte voltereta a Castaño en Bilbao

  • Los diestros Diego Urdiales y Luis Bolívar cortaron una oreja cada uno en la corrida de Victorino Martín que echó el cierra a las Corridas Generales de Bilbao, en el que la peor parte se la llevó Javier Castaño, que tuvo que ser hospitalizado después de una fuerte voltereta.

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Juan Miguel Núñez

Bilbao, 26 ago.- Los diestros Diego Urdiales y Luis Bolívar cortaron una oreja cada uno en la corrida de Victorino Martín que echó el cierra a las Corridas Generales de Bilbao, en el que la peor parte se la llevó Javier Castaño, que tuvo que ser hospitalizado después de una fuerte voltereta.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Victorino Martín, bien presentados pero mansos y violentos en distintos grados, alguno particularmente peligroso como el tercero. El quinto, la gran excepción, tuvo temple y calidad; y sirvió también mucho el sexto por el pitón izquierdo.

Diego Urdiales: casi entera algo tendida y tres descabellos (ovación tras aviso); estocada (vuelta tras petición minoritaria); y casi entera (oreja) en el que mató por Castaño.

Javier Castaño: pinchazo y casi entera (ovación al pasar a la enfermería) en el único que mató.

Luis Bolívar: pinchazo, estocada y dos descabellos (silencio); y estocada (oreja).

En cuadrillas, David Adalid y Francisco Javier Rodríguez saludaron en el segundo.

En la enfermería fue atendido Javier Castaño de "aplastamiento de cosillas con posible fractura, pendiente de estudio radiológico. Pronóstico reservado. Trasladado al hospital de Basurto".

La plaza tuvo media entrada en tarde agradable.

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DEL MIEDO AL TRIUNFO

La corrida tuvo los dos extremos. Los tres primeros, auténticas alimañas, incluso el cuarto que parecía mejor también dio muchos problemas. Por el contrario, "sirvieron" mucho los dos últimos. En un panorama así, el balance fue de miedo y casi terror hasta que saltó el quinto.

Urdiales lo pasó mal con el que abrió plaza, que se quedaba corto y con una embestida discontinua. Firme y muy valiente, casi impertérrito, el riojano quiso mucho y estuvo a punto de cortar la oreja si llega a poner mejor rúbrica con los aceros.

Castaño pasó las de Caín en el segundo, un toro con la cara entre las manos, escarbando mucho, siempre al acecho, que terminó echándole mano en un descuido al final de faena. La voltereta fue espectacular, y como consecuencia la posible fractura de varias costillas.

El salmantino entró a la enfermería por su propio pie después de matar al toro agresor, pero ya no volvió a salir.

Bolívar se encontró en primer lugar con el toro más peligroso del envío, un "pájaro", se dice en el argot. De tan mal estilo y aviesas intenciones que dio la sensación de estar toreado. No se empleó en el caballo y le hizo pasar fatigas a los banderilleros, que dejaron "los palos" de uno en uno.

En la muleta, andarín y viniéndose cruzado, cuando no se volvía a mitad del pase. No hubo forma humana de pegarle un muletazo en condiciones. Bastante hizo Bolívar con salir indemne del trance.

El cuarto dio la sensación por un momento de que iba a embestir, pero a mitad del muletazo le costaba seguir el engaño. Otra vez Urdiales valiente de verdad, lo que le costó asimismo una voltereta. No se amilanó, dando la cara hasta el final, y casi le corta la oreja si no es porque la faena perdió intensidad en el último tramo con un inoportuno desarme.

Se hizo por fin la luz a partir del quinto por temple y calidad, sobre todo por el pitón derecho. Bolívar le corrió la mano por abajo y con suma limpieza. Pases largos y más o menos ajustados. Fue un toreo sentido y con verdad. La rúbrica de la espada, aún perdiendo la muleta en la estocada, fue decisiva para cortar la oreja.

Urdiales llegó también a tiempo del triunfo en el sexto, un toro que embistió con calidad por el pitón izquierdo. El toreo al natural tuvo consistencia y arrogancia. Cortó Urdiales por fin la oreja que tanta falta le estaba haciendo esta temporada. Trofeo muy merecido.

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