No se van a tocar los grandes impuestos, IVA e IRPF, pero finalmente el Ejecutivo no se ha resistido a utilizar el margen de maniobra que le ofrece la política fiscal para aliviar la situación de las arcas públicas y "ajustará" la fiscalidad ambiental y los impuestos especiales.
En el eufemístico lenguaje de la política, cuando hablamos de gastar, un ajuste es un recorte de gasto, y cuando hablamos de ingresar, una subida de impuestos.
Los eufemismos no alcanzan, no obstante, para justificar eso de que no se va a tocar el IRPF. En realidad, sí se va a tocar. Se va a tocar porque se va a mantener la escala supuestamente temporal de tipos incrementados en este impuesto que el Gobierno aprobó nada más llegar al Gobierno y que iba a decaer en 2014, porque tenía dos años de vida: 2012 y 2013.
El asunto no es menor. En 2012, elevó la recaudación por IRPF en cerca de 4.000 millones de euros, y este año aportará más de 1.700 millones. El coste de esos ingresos frescos para las arcas estatales lo pagarán los contribuyentes españoles, principalmente las rentas del trabajo.
El ministro de Hacienda avanzó, eso sí, que en 2015 ya se eliminará.
También habrá novedades en otro gran impuesto, el de Sociedades. Las empresas españolas verán reducida la larga lista de escapatorias fiscales existente en el impuesto, en forma de deducciones, si bien el Ejecutivo no ha precisado cuales serán exactamente las deducciones que decaerán.
En 2013 está previsto que estas escapatorias reduzcan en 3.084 millones de euros la recaudación del impuesto, nada menos que un 15%. Además, éstas benefician principalmente a las grandes multinacionales frente a las empresas de pequeño y mediano tamaño, hasta el punto de que les permite reducir el tipo real que pagan por este impuesto del 30% que establece la ley al entorno del 9%.Llega la fiscalidad verde
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, había recalcado la semana pasada hasta en tres ocasiones que no se subirían los impuestos, en ningún caso, pero, finalmente, el Gobierno va a crear nuevos impuestos ambientales, la llamada fiscalidad verde, y va a subir algunos impuestos especiales en línea con lo que ya existe en Europa.
¿Y cual es el estándar en Europa? Pues que se consiguen muchos más ingresos por esa vía, es decir, que o bien tienen tipos de impuestos más altos o bien gravan realidades que en España no están sujetas a impuestos.
De hecho, incrementar los ingresos vinculados a la fiscalidad verde ha sido uno de los principales caballos de batalla de Bruselas respecto a la reforma de la política fiscal española.
Así lo ha recordado el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que, una semana justa después de repetir hasta tres veces que no se iban a subir los impuestos en España, ha asegurado que existe un margen (que el Gobierno ha decidido aprovechar) para crear nuevos impuestos sobre actividades lesivas para el medio ambiente que actualmente no están gravadas, y también para elevar los tipos en algunos impuestos especiales.
Entre éstos últimos, que están asociados por ejemplo a consumos como el tabaco, la cerveza, el alcohol, la energía o los carburantes, todos se sitúan desde hoy en el punto de mira del Gobierno, con la única excepción de los hidrocarburos, es decir, las gasolinas.
Podrían subirse perfectamente porque es uno de los casos más flagrantes de baja fiscalidad en España respecto al estándar europeo, pero desde hace años los políticos conocen perfectamente que es el impuesto especial cuya subida es más impopular... porque afecta a una mayoría de los españoles.
Hay muchos más españoles que echan gasolina en el coche, que españoles que fuman o que consumen alcohol.
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