"Taxis", la "road play" que se carga todas las reglas del teatro

  • Valencia.- Rebeca Crespo, Jacobo Julio y Néstor Mir se han cargado todas las reglas del teatro con "Taxis", un experimento escénico "vial", una "road play" con Valencia de decorado, en el que los espectadores dejan su vida en manos de un desconocido que les cuenta la suya con "delirante hiperrealismo".

"Taxis", la "road play" que se carga todas las reglas del teatro
"Taxis", la "road play" que se carga todas las reglas del teatro

Valencia.- Rebeca Crespo, Jacobo Julio y Néstor Mir se han cargado todas las reglas del teatro con "Taxis", un experimento escénico "vial", una "road play" con Valencia de decorado, en el que los espectadores dejan su vida en manos de un desconocido que les cuenta la suya con "delirante hiperrealismo".

No es que no exista cuarta pared, es que el público y el actor comparten el mismo espacio, el coche; no hay aplausos porque los actores desaparecen antes de que termine la obra y ningún espectador conoce ninguna de las historias completa aunque cada trama se atenga a las convenciones, aseguran los autores en una entrevista con Efe.

"Hay planteamiento, nudo y desenlace, es decir entran por la epidermis, llegan a la carne y tocan el hueso. La 'perversión' es que los espectadores sólo ven de cada una de las historias una de las partes", explican ahora que termina el experimento, que se ha llevado en el mayor de los secretos cada día de representación.

El espectador-pasajero se mete, con otros cinco, en uno de los cuatro taxis que le ha correspondido por azar -identificados con las letras "T", "A", "X" e "I"- y un conductor-actor les lleva por el barrio de Nazaret de Valencia, la ciudad en la que han estrenado por encargo del Festival Valencia Escena Oberta (VEO).

Cada grupo cambia de coche y conductor en tres ocasiones y la obra finaliza tras 1 hora y 40 minutos de distintos trayectos cronometrados al milímetro, gracias a decenas de horas de ensayos, y en los que el tráfico es absolutamente real.

César (Isaak Torres), Vane (Esther Mayo), Silvia (Carmen Marí) y Ona (Paula Miralles), los "taxistas", tuvieron que pasar un casting muy exigente y consiguieron los papeles porque, resume Rebeca, "lo bordaron" y también porque condujeron pensando que tenían vidas a su cargo y, de hecho, no han sufrido ningún contratiempo.

Los autores, que se han conocido en un taller de creación literaria, no querían que fuera un monólogo de cada "taxista", aplicado sin compasión sobre los pasajeros, y por eso elaboraron una "biblia" de hasta 30 páginas para que los actores supieran al dedillo la biografía de su personaje y pudieran improvisar.

"Al principio pensamos en escribir una obra pero cada intento saltaba por los aires. Era imposible. Sí hay una trama clara para cada uno y algunas frases clave pero no existe texto. Es muy novedoso dejar que el público opine sobre lo que está oyendo. Te cargas el ego de cualquiera", subraya Néstor.

"Es su historia y con ella han construido su propio mapa emocional" sobre los solares y el paisaje urbano de la "trastienda" de la ciudad, remacha Rebeca.

"Los personajes son maniquíes a punto de romperse. César está atascado, es un cosmonauta perdido en el espacio; Silvia no sabe qué ha pasado con su hijo; Vane vive trizada entre la culpa y sus dependencias y Ona tiene que decidir sobre su vida futura", apunta Jacobo.

La separación entre lo público y lo privado es tan difusa que en las 20 "carreras" programadas ha habido espectadores que se han interesado por el precio de la licencia del taxi o los requisitos de sindicación, han llamado al teléfono de la tarjeta del "taxi party" de Vane o han sido "retenidos" por otros taxistas que les acusaban de intrusismo.

Para construir su "road play" estuvieron entrevistando durante dos años a los usuarios de las paradas de taxis, no porque quisieran hacer un trabajo sobre "el conflicto social" sino porque querían trabajar en profundidad el "hiperrealismo poético" que destila.

Aún así, dicen, tienen claro que es un colectivo que se siente muy desprotegido, que tienen muchas quejas sobre el funcionamiento del servicio, pero que está muy desunido.

Con su trabajo de campo, grabadora en ristre, hicieron la radiografía de la ciudad y construyeron unas historias en las que sintetizan mucho de lo escuchado, aunque haya también elementos biográficos, como el dato de que el descampado que protagoniza una de las historias era de los abuelos de Néstor.

Les encantaría representarla en otra ciudad como, por ejemplo, Madrid, pero claro, se ríen, "ahí lo mismo los solares desaparecen más rápido".

Concha Barrigós.

Mostrar comentarios