EL AGUJERO DE LA CAPA DE OZONO EN LA ANTÁRTIDA SE REDUCE

El agujero de la capa de ozono de la Tierra que se forma sobre la Antártida cada septiembre llegó a alrededor de 23 millones de kilómetros cuadrados en 2016 antes de comenzar a recuperarse, lo que supone 5,2 millones menos que el año pasado y un tamaño moderado similar al de 2013, según la NASA y la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica), que estudian este fenómeno cada año.
“Este año vimos un agujero de ozono que estaba justo debajo del tamaño medio”, dijo Paul A. Newman, jefe científico en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, quien añadió: “Lo que estamos viendo es consistente con nuestras expectativas y nuestra comprensión de la disminución del ozono y del clima estratosférico”.
El agujero de ozono en la Antártida llegó a su punto máximo el pasado 28 de septiembre, cuando se extendió por un área casi tres veces el tamaño de Estados Unidos. La superficie media del agujero observada desde 1999 es de cerca de 26 millones de kilómetros cuadrados.
TEMPERATURAS MÁS FRÍAS
En 2015 creció a 28,2 millones de kilómetros cuadrados, unos 5,2 más que este año, antes de regresar a niveles relativamente normales en verano. Este mayor tamaño se debió a las temperaturas más frías de lo normal en la estratosfera antártica, que amplifican la destrucción de la capa de ozono por la reacción de la luz solar con el cloro y el bromo a partir de sustancias químicas artificiales. Este año, las temperaturas estratosféricas más cálidas contuvieron el crecimiento.
El ozono, que se produce naturalmente en pequeñas cantidades en la atmósfera, se compone de tres átomos de oxígeno en lugar de los dos que forman el oxígeno molecular, mucho más abundante. En lo alto de la estratosfera, entre 10 y 48 kilómetros por encima de la superficie terrestre, la capa de ozono actúa como un protector solar, resguardando a la Tierra de la radiación ultravioleta potencialmente dañina, que puede causar cáncer de piel, cataratas y debilitar el sistema inmunológico, así como dañar las plantas. El ozono es también uno de los gases de efecto invernadero primarios que regulan la temperatura del planeta.
Detectado por primera vez en 1985, el agujero de ozono en la Antártida se forma en el hemisferio sur al final del invierno, entre agosto y septiembre, cuando los rayos del Sol vuelven después de meses de noches polares. La luz solar inicia reacciones catalíticas que producen formas químicamente activas de cloro y bromo que se concentran sobre el Polo Sur durante el invierno, y que destruyen rápidamente las moléculas de ozono.
CONCENTRACIÓN DE OZONO
Además del agujero, los científicos también miden la concentración de ozono que se encuentra en una columna de la atmósfera que se extiende desde la superficie hasta el borde del espacio.
Lo más común para medirla es la Unidad Dobson, que es el número de moléculas de ozono que serían necesarias para crear una capa de ozono puro de 0,01 milímetros de espesor a una temperatura de 32ºC en una presión atmosférica equivalente a la superficie de la Tierra.
Este año, la capa de ozono alcanzó una concentración mínima de 114 Unidades Dobson el pasado 1 de octubre, cuando el año pasado llegó a al menos 101 el 4 de octubre. Durante la década de 1960, antes de que se formara el agujero de ozono antártico, la media d elas concentraciones de ozono sobre el Polo Sur variaron de 260 a 320 Unidades Dobson.
El agujero de ozono de este año es similar al de 2013, cuando alcanzó 24 millones de kilómetros cuadrados, aunque más grande que el de la década de 1980, cuando se detectó el agotamiento de la capa de ozono sobre la Antártida.
En 1987 se aprobó el Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono, que están disminuyendo lentamente. Los científicos esperan que el agujero de ozono vuelva a los niveles de 1980 alrededor de 2070.

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