LOS PECES BEBÉ DE ARRECIFE TIENEN UNA ‘BRÚJULA’ QUE LES LLEVA A CASA DE NOCHE

Algunos peces bebé de arrecife del tamaño de una uña cuentan con una ‘brújula’ magnética interna que los orienta a casa por las noches cuando el Sol o la luz de las estrellas no pueden guiarlos hacia su hogar.
Así se desprende de un estudio realizado por investigadores del Centro de Excelencia ARC para Estudios de Arrecifes de Coral de la Universidad James Cook (Australia) y otros investigadores de Alemania.
“Este estudio es la primera demostración clara de que las larvas de peces de arrecife poseen sentidos magnéticos para orientarlos por la noche”, apunta Mike Kingsford, coautor del trabajo, quien añade: “Hasta ahora, sólo sabíamos que los pájaros adultos, los mamíferos marinos, los tiburones y los peces con hueso tenían ese sentido de la dirección”.
Los investigadores recogieron larvas de ‘Apogon doederleini’ (con menos de un centímetro de largo) de la One Tree Island, un arrecife situado al sur de la Gran Barrera de Coral, y probaron su orientación en la oscuridad total usando el mismo campo magnético que el arrecibe.
“Normalmente, los peces se orientan hacia el sureste, pero cuando se alteró el campo magnético en el sentido de las agujas del reloj en 120 grados hubo un cambio significativo en la dirección de nado de los peces. Todos se volvieron más al oeste pensando que estaban en camino a su destino”, explica Kingsford.
Este profesor señala que el estudio demuestra que las larvas pueden usar sus sentidos magnéticos para ir en la dirección correcta cuando es de noche. “Sabemos por una investigación anterior nuestra que, una vez que empiezan a acercarse a su objetivo, comienza un proceso de ‘vuelta a casa’ en el que las larvas dependen de olores, sonidos y señales para encontrar e instalarse en un arrecife”, apunta.
Muchas larvas de peces de arrecife de coral pasan días o meses en el océano abierto antes de volver a casa o encontrar otro arrecife para asentarse. Una vez que llegan a uno, generalmente se quedan allí de por vida.
"El estudio nos dice que estos peces bebé realmente tienen cerebro, saben a dónde van y son nadadores fuertes, por lo que tienen algún control sobre el arrecife donde terminan, no se trata sólo de ser conducidos por las corrientes", recalca Kingsford.

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