Criptomonedas

Por qué el bitcoin contamina tanto: gasta casi tanta energía como España

Los niveles de actividad que genera esta divisa digital se pueden comparar con el gasto que requiere una nación entera como Países Bajos, según detalla un reciente estudio. 

Bitcoin
Los 'bitcoins' consumen grandes cantidades de energía.
Unsplash | André François McKenzie

La minería de las criptomonedas, en especial la industria del bitcoin, consume tanta energía eléctrica como un país entero. Según recoge un reciente estudio elaborado por los economistas Alex de Vries y Christian Stoll, los niveles de actividad que genera esta divisa digital se puede comparar con el gasto que requiere una nación entera como Países Bajos. En esta línea, y según muestra este gráfico del portal económico Bloomberg, el consumo energético se ha llegado a triplicar desde sus inicios en 2017 hasta la actualidad. 

Los financieros del Banco Central Holandés ( De Nederlandsche Bank, DNB) y del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT por las iniciales de su nombre en inglés, Massachusetts Institute of Technology) respectivamente, aseveran que la creciente demanda en la infraestructura que requiere la generación de esta actividad "podría coartar la cadena de producción de semiconductores" a escala global. Además, las críticas a esta criptodivisa han llegado desde voces tan reconocidas como el CEO de Microsoft, Bill Gates. El que es uno de los defensores más acérrimos en la lucha del cambio climático, ya advirtió del peligro que entraña este consumo de "ingentes cantidades de energía"

Impacto del 'blockchain'

Tras todo ello está la minería de criptomonedas, es decir la actividad de producción y su posterior compra. Victor García Font, profesor de los Estudios de Informática Multimedia y Telecomunicación en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), detalla que es primordial comprender el funcionamiento de este método de pago, que depende de un sistema de bases de datos descentralizado y sin intermediarios. "Es ahí donde se guardan los algoritmos que rigen la producción de los bitcoins", indica. Es cuando entra en juego la cadena de bloques o "blockchain" en inglés. 

Al ser una red abierta, cualquier ordenador en cualquier emplazamiento puede acceder a su producción. Cada diez minutos se genera en esta base de datos un nuevo bloque de información algorítmica encriptada que nos permite acceder a la producción de 'bitcoins'. Esta información se aloja de forma aleatoria en un único ordenador del total de dispositivos que se alojan en la red. Es cuando entra en juego la cantidad de electricidad que se precisa. Este método algorítmico, llamado "prueba de trabajo" ('Proof of Work', PoW), hace que se requieren grandes niveles de energía para que alguno de los nodos de nuestra red aloje este nuevo código. 

El experto en seguridad de la información, García Font, asegura que gastar tanta energía como en un país entero "supone un problema". "Habría que analizar de dónde procede esa fuente de energía, que sea contaminante o no. Si el principal gasto es el energético y acudimos a las fuentes de energía más baratas no habría ningún problema. Esto sucede en países como Islandia, con una gran cantidad de recursos renovables, algo que atrae a numerosos mineros de bitcoins", asevera Font. "Sin embargo hay países como China que subvencionan la propia energía eléctrica que requiere esta actividad, siendo el carbón su principal fuente de producción eléctrica. Ahora están prohibidas".

Huella

Julio Carmona, coordinador del área digital de Ecologistas en Acción, manifiesta a La Información que todo está ligado a la actual digitalización tecnológica y una falsa percepción de inocuidad. El activista verde indica varios estudios publicados en la revista Nature. Uno de ellos, divulgado el pasado año 2018, ya señalaba el alarmante dato de que a pesar de representar por aquel entonces únicamente el 0’03 % de las transacciones financieras globales, el bitcoin generó 69 millones de toneladas de CO2. Este mismo documento reveló que si la minería de criptomonedas continúa creciendo a este ritmo, la temperatura media del planeta podría ascender 2 grados en 16 años.

"Si la minería de bitcoin fuese un país sería el número 12 en gasto de energía. Es como la mitad de energía que consume España en un año. Con una huella de carbono de 37 millones de toneladas de CO2, es comparable con las mismas emisiones que causan cuatro millones de coches de diésel en un único año", detalla Carmona. "Por ejemplo, una transacción con tarjeta de crédito supone un consumo de 0’06 KwH mientras que una transacción de bitcoins 980 kwH". Según sus propias palabras, junto con la constante digitalización, es una actividad con un alto coste para el planeta. 

Alternativas "verdes"

Sin embargo, el profesor en la UOC y experto informático, Victor García Font, puntualiza que “no es correcto” indicar que “las criptomonedas gastan mucha energía”, ya que hay maneras de reducir este consumo energético propiciando unas bases más igualitarias en su producción. Esto podría suceder con el caso de Ethereum, una criptomoneda que implementará un algoritmo que funciona con una prueba de participación ('Proof of Shake', PoS en inglés). Los mineros de esta criptodivisa tendrían que depositar una cantidad monetaria concreta para acceder a la generación del nuevo código encriptado. 

Este modelo, según sus propias palabras, "no gasta casi energía" porque no incentiva un gran volumen energético en su producción ya que los mineros juegan en igualdad de condiciones. Por otra parte, Julio Carmona, especialista digital en Ecologistas en Acción, sostiene que se trate de la criptomoneda que se trate, siempre que se vuelve exitosa, requiere más actividad minera; por lo que demanda un mayor volumen de coste energético a medida que se unen más mineros. Carmona ejemplifica esta situación con la denominada 'Paradoja de Jevons'. Esta detalla cómo a pesar de que aumente la eficiencia de un recurso, aumenta directamente el consumo del propio recurso. 

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