LA BACTERIA WOLBACHIA, POSIBLE ALIADA CONTRA EL DENGUE Y EL ZIKA

Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y de la Universidad de Liverpool han estudiado y documentado que la bacteria Wolbachia lleva 200 millones de años viviendo en la Tierra gracias a su elevada capacidad de adaptación y que podría ser un aliado contra el dengue y el zika.
A lo largo de este tiempo los diferentes linajes de la bacteria han evolucionado junto a sus hospedadores actuando unas veces como parásito y otras estableciendo una relación de simbiosis.
Al manipular el comportamiento de su hospedador, Wolbachia es capaz de protegerle de posibles infecciones víricas. Ambas capacidades convierten a esta bacteria en idónea para librar a una población de hospedadores no infectada (por ejemplo de mosquitos) de virus como el zica, dengue o la fiebre amarilla.
Ya se han desarrollado algunas estrategias para controlar poblaciones de mosquitos. En Australia se han hecho experimentos con resultados muy prometedores para evitar la dispersión y contagio de estos virus entre la población humana.
Esta 'anciana' ha sobrevivido ya que su genoma evoluciona muy lentamente y porque ha utilizado como hospedadores a cerca del 40% de las especies de artrópodos (arañas) y algunos nematodos (gusanos), por lo que se ha extendido por todo el planenta. La clave de su éxito es, según los científicos, haber estado en el lugar adecuado en el momento preciso. A lo largo de este tiempo los diferentes linajes han evolucionado junto a sus hospedadores actuando unas veces como parásito y otras estableciendo una relación de simbiosis.
Wolbachia modifica el comportamiento de su hospedador influyendo en su capacidad reproductiva en su propio beneficio. Sin embargo, a veces la bacteria también proporciona ventajas a su hospedador, como por ejemplo una fertilidad más alta o mejoras en el sistema inmune. Pese a que la secuencia de su genoma apenas ha variado, ha sido capaz de dispersarse por todo el planeta desarrollando diferentes estrategias en función de su hospedador.
“Una de las curiosidades de Wolbachia es que la relación con sus hospedadores varía en cada especie. A veces la bacteria resulta indispensable para la vida, como ocurre con las chinches, Cimex lectularius, que sin la bacteria no son capaces de sintetizar la vitamina B y mueren; otras, sin embargo, actúan como parásitos ocasionándoles un perjucio, es el caso de numerosas especies de escarabajos, mariposas y moscas”, explicó Christoph Bleidorn, investigador del MNCN.
Hay distintos grupos de Wolbachia cuya diferenciación coincidió con el momento de la gran dispersión de especies que se produjo al final del Triásico (hace unos 200 millones de años) lo que le permitió diseminarse por todo el globo con ayuda de sus hospedadores mayoritarios, los artrópodos (arañas), grupo enormemente diversificado. Además, los análisis de las secuencias genómicas completas de Wolbachia muestran una evolución extremadamente lenta.
“Es sorprendente lo despacio que evoluciona su genoma frente a la alta adaptabilidad y el éxito evolutivo de este grupo. Es posible que estas bacterias sean capaces de importar nuevos genes en sus genomas, lo que puede ser ventajoso para establecer una simbiosis con sus huéspedes”, agregó Bleidorn.

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