Cuando la tecnología nos vuelve “ciegos al entorno”

  • Caminar mirando el móvil mientras escribimos o leemos un mensaje provoca una pérdida de la visión periférica y de la atención que nos puede costar un disgusto. Los expertos hablan del "peatón tecnológico" para referirse al fenómeno y han realizado diversas pruebas para medir cómo afecta el manejo de los dispositivos móviles a nuestra atención.
A.M.R.

Experimento de Joanna Lumsden sobre la atención y los dispositivos móviles.

Cuenta el neurólogo Oliver Sacks que después de perder la visión en su ojo derecho salió a la calle con miedo a no ser capaz de manejarse con la mitad de su campo visual. Le bastó caminar un rato por Manhattan para descubrir que entre el resto de transeúntes había algunos que tenían la visión más limitada que él. “La gente iba y venía a mi alrededor”, explica en su libro “The Mind’s Eye”, “tan preocupados con sus teléfonos móviles, y por escribir mensajes, que ellos mismos eran sordos y ciegos funcionales”.

¿Nos hemos vuelto ciegos a lo que sucede a nuestro alrededor? Cada vez es más frecuente ver a personas que caminan por la calle mirando la pantalla, leyendo un correo o tecleando precipitadamente un mensaje mientras sortean los obstáculos. Las cámaras de seguridad, testigos casuales e impertinentes, han registrado recientemente algunos episodios que se han hecho especialmente populares en la red, como el de la mujer que cayó a una fuente en un centro comercial de EEUU mientras miraba su teléfono, o el chico que, hace solo unos días, caía a las vías del metro en Italia por ir jugando a un videojuego.

Este tipo de noticias, como la del adolescente australiano que ha muerto tras caer por el hueco de un parking mientras tecleaba, siembran cierto alarmismo que puede distorsionar las dimensiones reales del fenómeno. Sin embargo, y sin caer en exageraciones, los expertos en seguridad vial llevan años preocupados por esta pérdida de atención, hasta el punto de que han bautizado esta nueva modalidad de transeúnte distraído, pendiente de su smartphone o su reproductor MP3, como “peatón tecnológico”.

Caminantes despistados

Las cifras no son demasiado fiables en estos casos, por la dificultad de registrar las condiciones concretas de cada accidente, pero pueden servir para hacerse una idea de las tendencias. En España, la DGT no recoge los datos de qué están haciendo los peatones cuando son atropellados, pero la Federación Española para la Seguridad Vial (Fesvial) calcula que un 20% de los peatones muertos estaban hablando con el móvil o iban escuchando música en reproductores de MP3. En EEUU, el Colegio de médicos de urgencias advertía recientemente del incremento de accidentes por este tipo de distracciones, mientras que en el Reino Unido se han dado cifras que aseguran que uno de cada diez peatones ha sufrido daños por caminar y teclear en su teléfono a la vez.

Concienciados por el problema, algunas administraciones han emprendido campañas para poner en alerta a las psoibles víctimas. En algunas ciudades de EEUU se reparten panfletos informativos y en Australia, por ejemplo, las autoridades pusieron en marcha una campaña hace unos meses en la que apelaban a los peatones a no actuar “como corderos que van al matadero” mientras cruzan hipnotizados por el contenido de sus teléfonos o reproductores.

Cómo nos distraemos

La doctora Joanna Lumsden, de la Universidad de Aston (Reino Unido), lleva años investigando este fenómeno y está al frente del único laboratorio europeo que lo investigadirectamente. En un experimento realizado en el National Research Council de Canadá, los sujetos debían seguir un camino marcado con determinados colores y evitar otros mientras tecleaban un mensaje en sus móviles. El resultado fue que los voluntarios "chocaron" al menos en uno de cada cinco obstáculos que se interponían en su camino mientras trataban de teclear.

“De esto”, asegura Lumsden a lainformacion.com, “podemos concluir que las aplicaciones y aparatos móviles que usamos hoy en día requieren demasiados recursos cognitivos del usuario, sobre todo visuales, que le impiden circular con seguridad por el ambiente. Algunas personas se han convertido en un peligro para sí mismos y para los que les rodean”.

"El diseño de las nuevas tecnologías móviles", añade Lumsden, "se apoya fuertemente en nuestro  sistema visual para todo lo que no sea hacer una llamada". Esto significa que no podemos enfocar nuestra atención visual al 100% en el entorno visual si usamos el móvil, por ejemplo, para caminar y escribir al mismo tiempo. La consecuencia es que la gente se pone en peligro porque no es consciente de lo que ocurre a su alrededor".

En su opinión, las nuevas formas de comunicarnos han introducido cierta presión en nuestra forma de actuar. “Hay una presión creciente sobre las personas”, nos explica Lumsden, “para permanecer conectados durante 24 horas al día los siete días de la semana y responder rápidamente a los mensajes. Y esto nos fuerza a responder mientras nos desplazamos de un punto a otro. Deberíamos preguntarnos si ese mensaje debe ser contestado inmediatamente o podemos esperar a responder de manera segura”.

Hasta ahora, los estudios sobre las distracciones que provoca el móvil se centraban sobre todo en los efectos que pueden tener sobre los conductores, pero ya hay muchos trabajos que, como el del laboratorio de Lumsden, advierten sobre los riesgos para los viandantes. En la misma línea, por ejemplo, en 2009 un equipo de psicólogos de la Universidad de Alabama (EEUU) realizó un experimento con 77 niños de 10 a 11 años a los que se hizo cruzar la calle de forma virtual mediante un simulador y comparó los resultados cuando lo hacían hablando por el móvil y sin el móvil. El resultado fue que el riesgo de ser atropellados aumentaba de manera notable al tener una conversación telefónica, porque los niveles de atención al tráfico bajaban bruscamente cuando atendían una llamada.

“Hay varios estudios en USA, Canadá, Finlandia y España”, escribe Luis Montoro, presidente de Fesvial y catedrático de la Universitat de València, “que constatan de manera rigurosa que los accidentes de los peatones están aumentando de manera significativa en los últimos años por causa del uso incontrolado del teléfono móvil” (ver PDF). El proceso de distracción se produce básicamente porque perdemos la visión periférica y dejamos de prestar atención al entorno.

Buscar un número en la agenda, por ejemplo, puede desviar tu atención “entre cinco y siete segundos”, según Montoro, mientras que mandar un mensaje hace que “la atención sobre el tráfico descienda otro 60%”. Las distracciones más frecuentes suelen ser saltarse un semáforo en rojo o cruzar por lugares inadecuados, así como detenerse bruscamente sin justificación.

En busca de soluciones

A la vista de las circunstancias, administradores y especialistas buscan soluciones para que nuestra falta de atención al entorno no tenga consecuencias dramáticas. Las propuestas van desde los extremos – como el senador que propuso prohibir el iPod para cruzar la calle en Nueva York (se ha hecho una propuesta similar hace unos días en Buenos Aires) – hasta soluciones tecnológicas más sutiles y quizá más eficaces.

El laboratorio de Lumsden, por ejemplo, trabaja para ayudar a los fabricantes de teléfonos a mejorar los dispositivos y facilitar la tarea de escribir mensajes sin dejar de percibir lo que sucede alrededor. En este sentido, se pueden mejorar los programas de reconocimiento de voz, que facilitan dictar un mensaje en lugar de escribirlo, o desarrollar dispositivos que respondan a gestos o movimientos en lugar de al teclado. Algunos teléfonos, como el iPhone, cuenta con aplicaciones originales – aunque de dudosa eficacia – como “Type2Walk”, "TextVision" o "Type n Walk",  que utilizan la cámara trasera para hacer la pantalla “transparente” y que el peatón pueda ver lo que hay bajo el teléfono mientras teclea.

Otra forma de proteger al peatón es modificar el entorno urbano para que una serie de “señales” le impidan esa distracción fatal. En Florida se optó hace poco por instalar unos dispositivos experimentales, explican en Time, que detectan la presencia de un peatón y le advierten mediante un altavoz de que va a cruzar, al tiempo que se activan unas luces parpadeantes que advierten también al conductor de su presencia.

En Londres, una compañía realizó una campaña publicitaria que consistía en habilitar una calle para poder teclear caminando de manera segura. Para ello, protegió las farolas, señales y árboles de Brick Lane con colchones con el propósito de impedir que los usuarios de móviles se dañaran al chocar con los obstáculos. Lo más curioso es que a un 44% de los encuestados a pie de calle les pareció una idea excelente para extender a otros lugares de la ciudad y protegerles de posibles daños. E incluso se mostraron receptivos a la creación de un camino marcado y protegido que les permitiera escribir mensajes y circular por un carril especial para "adictos" al móvil.

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