¿La pandemia del siglo XXI? El estrés en la oficina puede ser muy contagioso

  • Un estudio ha demostrado que el estrés transmitido por terceros tiene los mismos efectos duraderos  en nuestro cerebro que el estrés auténtico.
Más de la mitad de los españoles con estrés desarrolla una enfermedad física o problemas psíquicos o emocionales
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EUROPA PRESS

El estrés transmitido por terceros puede afectar al cerebro y ser contagioso, según ha averiguado un estudio con ratones llevado a cabo por la Universidad de Calgary.

Los ratones eran sometidos a cortas descargas eléctricas en los pies que les provocaban estrés y después eran reunidos con otros ratones. Las células cerebrales de ambos animales cambiaron para responder mejor a una amenaza futura, siendo indistinguible de la que tenía el estrés real. Además, el ratón que recibió el estrés de segunda mano fue capaz de transmitirlo a un tercer ratón.

Tras el seguimiento, averiguaron que el estrés puede desencadenar cambios duraderos en los circuitos neuronales y las sinapsis. Las consecuencias hormonales y en el comportamiento del estrés también pueden transmitirse a otros, pero no se sabe si este estrés transmitido tiene efectos similares en las sinapsis, según el estudio que ha publicado Nature Neuroscience.

Se ha descubierto que el estrés auténtico y el estrés transmitido en ratones cebaban el núcleo paraventricular de las neuronas de la hormona liberadora de corticotropina (CRH) del hipotálamo (PVN), lo que permite la inducción de la metaplasticidad en las sinapsis del glutamato. En ratones hembra que se sometieron a un estrés auténtico, esta metaplasticidad se redujo después de las interacciones con un compañero ingenuo. La transmisión del sujeto estresado al compañero ingenuo requirió la activación de las neuronas PVN CRH tanto en el sujeto como en el compañero para conducir y detectar la liberación de una supuesta feromona de alarma del ratón estresado.

Finalmente, la metaplasticidad podría transmitirse secuencialmente del sujeto estresado a múltiples parejas. El estudio ha demostrado que el estrés transmitido tiene los mismos efectos duraderos sobre las sinapsis de glutamato que el estrés auténtico y revela un papel inesperado para las neuronas PVH CRH en la transmisión de señales de socorro entre los individuos.

Los ratones detectaron el estrés de sus parejas al oler las feromonas de alarma liberadas de la glándula anal del animal estresado. Los humanos tienen la ventaja del lenguaje, pero los investigadores comentaron que estudios recientes sugieren que los humanos también retomamos las señales no verbales.

"Esto puede, por ejemplo, ofrecer una posible explicación de por qué las personas que no han experimentado un trauma desarrollan síntomas de trastorno por estrés postraumático después de enterarse del trauma de los demás", señala uno de los investigadores.

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