EE.UU. y Rusia se miran con recelo mientras futuro de la EEI pende de un hilo

  • Estados Unidos y Rusia, antagonistas en la historia y aliados en la ciencia desde los años 70, vuelven a mirarse con recelo después de que el accidente de una nave de abastecimiento rusa haya demostrado la dependencia el uno del otro para salvar el futuro de la Estación Espacial Internacional (EEI).

Washington, 29 ago.- Estados Unidos y Rusia, antagonistas en la historia y aliados en la ciencia desde los años 70, vuelven a mirarse con recelo después de que el accidente de una nave de abastecimiento rusa haya demostrado la dependencia el uno del otro para salvar el futuro de la Estación Espacial Internacional (EEI).

La EEI podría quedarse deshabitada a finales de noviembre por primera vez en su historia, si la agencia espacial rusa no consigue garantizar la seguridad de las naves Soyuz, las únicas con las que se pueden realizar los reemplazos de la tripulación desde que EE.UU. retiró sus transbordadores espaciales.

Así lo ha explicado el director del programa de la EEI de la NASA, Mike Suffredini, después de que el pasado 24 de agosto, un carguero ruso Progress no tripulado se estrellara en Siberia minutos después de despegar por un problema en el cohete propulsor.

El problema es que las naves tripuladas Soyuz con las que se relevan los astronautas usan cohetes muy similares, por lo que si no se resuelve el problema antes de noviembre, los seis residentes habrán regresado en las dos Soyuz que están acopladas a modo de "salvavidas" en la EEI sin que hayan llegado sus reemplazos.

Este ha sido el primer accidente de un carguero automático ruso desde que fue lanzado el primero en 1978, pero ha dejado en entredicho su programa espacial, después de asumir numerosos compromisos internacionales tras la retirada de los transbordadores.

El fallo se produjo después de que en los últimos meses la agencia rusa extraviara un satélite de telecomunicaciones Express-AM4 y tres satélites para completar su sistema de posicionamiento global Glonass, sacando a la palestra uno de los temas que obsesiona a la NASA: La seguridad.

"Vamos a hacer lo que sea más seguro para la tripulación y para la estación espacial", afirmó Suffredini que sin entrar en polémica confirmó que la tripulación no corre peligro y que la EEI podría ser operada desde la Tierra si no se encontrara una solución.

Con el viaje final del Atlantis, Estados Unidos dio por concluida la era de los transbordadores el pasado julio, unas naves de gran capacidad con las que durante 30 años la NASA realizó vuelos tripulados y cargó elementos fundamentales para la investigación como el telescopio Hubble o el Espectrómetro Magnético Alpha-2.

Su plan original incluía que para esa fecha estuvieran preparadas las naves que las sustituirían, unos vehículos multipropósito que además de viajar a la órbita terrestre baja, permitieran volver a la Luna y emprender una ruta a otros destinos.

Pero el ambicioso plan que anuncio el entonces presidente George W. Bush en 2004 no estableció un presupuesto definido, según el informe que emitió posteriormente una comisión independiente, y su sucesor en la Casa Blanca, Barack Obama, canceló el programa.

En esta nueva etapa Obama ha redefinido los planes de la NASA y ha dejado en manos de la empresa privada la competencia para construir las naves del futuro mientras la agencia busca nuevos retos como explorar un asteroide o la primera visita a Marte.

Sin embargo, esto significó que las misiones de relevo y avituallamiento de la EEI quedaran a cargo de las naves rusas y no faltaron las voces que rechazaron esta medida porque se negaban a dejar en manos del enemigo histórico los viajes espaciales, por los que además deben pagar unos 60 millones de dólares por asiento.

"Es absurdo que mas de 50 años después de la era del hombre en el espacio el mundo entero dependa de un sistema de lanzamiento para llevar a la gente al espacio", indicaba un editorial del Huffington Post, mientras que el diario Los Ángeles Times ironizaba en un titular "¡Extraño! el cohete espacial fallido ruso es el repuesto de los transbordadores retirados".

Para el Huffington Post este accidente demuestra que EE.UU. "ha abandonado" su programa espacial y considera "incluso más absurdo que el país, que ha financiado ampliamente la estación espacial, tenga que pagar a otro país para transportar suministros y a sus propios astronautas".

El director de la NASA, Charles Bolden, ha reiterado que pese a las críticas Estados Unidos seguirá a la cabeza de la exploración espacial. "El presidente nos ha dado una misión con 'm' mayúscula: que nos centremos en la exploración globalmente y trabajemos en las investigaciones y el desarrollo que nos permita ir más allá de la órbita de la Tierra".

De todas formas Estados Unidos no se olvida de la EEI, un proyecto de 100.000 millones de dólares en el que participan 16 países y que seguirá operando hasta 2020.

Mientras tanto, la empresa privada se está aplicando para desarrollar las naves del futuro y la compañía SpaceX ya ha suscrito un acuerdo con la NASA para realizar un vuelo de prueba con carga a la EEI en noviembre de este año, algo que Estados Unidos busca para evitar tener que depender de terceros países.

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