Una webcam es una ventana al mundo. Ya sea integrada en un monitor o un ordenador portátil o situada encima de una pantalla, asiste de manera cotidiana a todos y cada uno de los rituales que llevamos a cabo durante el día en función del lugar en el que esté enclavada. Basta con tenerla en una habitación para que sea un testimonio, silente, de toda nuestra intimidad, ya sea porque se utilizan en un ámbito privado o porque se les da otros usos, como las cámaras que se utilizan en el ámbito de la seguridad casera y que están distribuidas en todas las estancias.
S2 Grupo, una de las principales firmas en el terreno de la ciberseguridad en España, advierte contra el uso que pueden hacer terceros de estos dispositivos si no cuidamos nuestro hardware. "Mi webcam está tapada. No conozco a nadie en el ámbito de la ciber seguridad que la tenga al descubierto", explica Andrés Nuñez, director de la delegación de Madrid de S2 Grupo.
El hecho de que las cámaras estén conectadas a internet permite su acceso remoto desde prácticamente cualquier lugar del mundo. Basta con que un software con un malware en su interior entre en nuestro ordenador para obtener acceso a la cámara sin que el usuario sea consciente de ello. ¿Cómo? La lente puede funcionar aunque no encienda la luz que indica que está grabando al usuario, lo que lleva al dueño a pensar que su hardware no está siendo utilizado por terceros. Unos terceros que no tienen por qué ser estrictamente criminales: en 2014 se descubrió que tanto la NSA como la inteligencia británica habían espiado a millones de usuarios a través de las cámaras web de sus equipos.Desde Rusia hacia todo el planeta
Hace un año que una web rusa llamada Insecam saltó a las páginas de los medios de comunicación. La web es un enorme directorio de cámaras web con las que un usuario se puede asomar a prácticamente cualquier rincón del planeta aunque ha introducido una serie de directrices en los últimos meses para evitar su cierre indiscriminado. Hoy, la web asegura que ya no emite imágenes privadas de usuarios que no hayan dado su consentimiento.
Frente a la facilidad de hackeo de una webcam, basta con seguir algunos consejos muy básicos. El principal, para evitar cualquier fisgón no deseado, es taparla siempre que no se utilice aunque hay otras medidas que cualquier usuario debe poner en práctica para evitar males mayores. Si la cámara es externa y no está integrada en el hardware del que disponemos, es importante cambiar los datos de acceso a la misma. Dejar las claves por defecto, conocidas en los círculos negros de internet, es una invitación a nuestra intimidad. "Si la web de la cámara está en internet probablemente se puedaencontrar a través de cualquier indexador. Es tan fácil comoescribir modelos de cámara en Google", explicaba Daniel Creus, analista de Kaspersky, en unas declaraciones que recogía El Confidencial en 2014.
Prudencia y protección son básicos para que el salón de nuestra casa no aparezca en el futuro en la próxima versión de Insecam. Por lo menos, no sin nuestro permiso.
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