¿Es la computación “en la nube” tan genial como la pintan?

  • La promesa de un acceso permanente a nuestros datos puede esconder más trampas de las que parece
Wicho / Microsiervos
Wicho / Microsiervos

La semana pasada Google anunciaba un poco por sorpresa -no en cuanto al producto en sí sino a las fechas- el lanzamiento de lo que ha dado en llamar Google Chrome OS, un sistema operativo de red pensado en principio para ser instalado en ultraportátiles mediante el cual todos nuestros datos residirían en la nube y utilizaríamos aplicaciones en red para trabajar con ellos, aplicaciones que además se ejecutarían dentro de un navegador.

El anuncio parece un poco precipitado teniendo en cuenta que todavía no tienen tan siquiera una versión previa que mostrar y que no se espera que antes de un año haya portátiles en el mercado que lo lleven, aunque podría haberse visto precipitado por los rumores que dicen que Microsoft va a presentar hoy mismo una versión de Office para la Web que sin duda sería un formidable competidor contra el que luchar.

En cualquier caso, ni la idea de Google ni la de Microsoft son nuevas, ya que hay proyectos como por ejemplo Jolicloud o eyeOS que llevan ya algún tiempo en marcha que tratan de hacer lo mismo.

Sobre el papel el concepto es interesante, ya que si todos nuestros datos residen en la nube -en Internet, para entendernos- podremos acceder a ellos desde prácticamente cualquier ordenador del mundo que esté conectada a esta; si además utilizamos aplicaciones que se ejecutan dentro de un navegador para manejar esos datos, mejor que mejor, ya que podremos trabajar con ellos desde ese mismo ordenador.

Esto nos permitiría, por ejemplo, poder viajar sin llevar un ordenador y aún así tener acceso a todos nuestros datos, pero yo tengo mis dudas de si Google, Microsoft y compañía no estarán yendo un poco más allá de lo que la tecnología está lista para soportar, porque usar este tipo de sistema requiere una conexión a Internet de banda ancha, y esta no siempre está disponible, ya no solo por problemas de infraestructuras, que los hay, sino, por ejemplo, a bordo de un avión.

Por otro lado, al dejar nuestros datos en la nube, estamos confiando en que estarán accesibles cuando los necesitemos, pero el clamor que se pudo sentir en Internet cuando hace unos meses Gmail falló durante unas horas es una señal de que esto puede ser un problema, a pesar de que, sin ir más lejos., haya soluciones para utilizar Gmail estando desconectado de Internet.

También tenemos que confiar en que no se producirán cambios en las condiciones del servicio que nos vayan a suponer un problema o que no vayan a borrar nuestra cuenta unilateralmente como ya le ha pasado a más de un usuario de Flickr, por ejemplo, borrado que en este servicio además no tiene marcha atrás.

Dice el refrán que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, y yo empiezo a preguntarme si con el reciente afán de ir hacia los llamados «sistemas operativos» en la Red no estaremos volviendo sin ser muy conscientes a los tiempos en los que usar un ordenador era conectarse mediante un terminal más o menos tonto a un gran ordenador en el que vivían nuestros datos y programas, aunque ahora en lugar de conectarnos a un gran servidor nos vayamos a conectar a una red de ellos.

Creo que por ahora preferiré tener mis cosas a buen recaudo en mi ordenador, aunque ello no quita para que no utilice, como de hecho hago, alguno de estos servicios para poder trabajar de forma colaborativa en algunos documentos.

Mostrar comentarios