Falta de privacidad y sensores en los cartones de leche: así será Internet en 2025

    • Un millar de expertos han participado en un informe sobre el futuro de Internet elaborado por el Pew Research Center que arroja interesantes vaticinios sobre la red dentro de una década.
    • Auguran que se extenderá la tecnología 'vestible' y otras sofisticadas formas de facilitar nuestra vida cotidiana, pero que los 'no conectados' estarán más expuestos a la marginación.
El ICEMD organiza una masterclass para acercar la tecnología ponible
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¿Cómo habrá evolucionado Internet de aquí a una década? A juzgar por la historia de la tecnología, podemos esperar que los pasos que se den en apenas unos años sean descomunales.

Un millar de expertos han querido concretar sus vaticinios en un curioso informe, elaborado por el Pew Research Center, en el que, entre otras cosas, revelan que en 2025 la privacidad será un problema para los usuarios, pero que habrá grandes avances tecnológicos que harán nuestra vida más fácil hasta límites inimaginables. Las imágenes que se ven en las películas sobre el futuro, no obstante, todavía están lejos de hacerse realidad.

Estas son, en detalle, las seis previsiones realizadas por estos expertos, entre los que se encuentran empleados de Google y Microsoft e investigadores de Harvard:1. La tecnología 'vestible' será el pan de cada día

Los novedosos gadgets que a día de hoy se están presentando en las ferias tecnológicas ya no serán algo raro dentro de una década. Según JP Rangaswami, jefe ejecutivo de Salesforce.com, "todo se convertirá en nodos dentro de una red", motivando que la infraestructura tecnológica se extienda a nuestro día a día.

El 'internet de las cosas' llegará a todas partes, facilitando la toma de decisiones, la planificación y hasta los movimientos de los inventarios. Y su tamaño será cada vez más minúsculo. "Veremos cómo los dispositivos conectados de hoy en día se hacen cada vez más pequeños y se fusionan lentamente en la parte del cuerpo en la que opere el sentido relacionado a dicho dispositivo", asegura Rangaswami.

El director de Discern Analytics Paul Saffo da un paso más allá: asegura que muchos de los dispositivos que utilicemos en nuestro día a día se comunicarán en nuestro nombre al interactuar con otros mundos físicos y virtuales. Saffo pone el ejemplo de las gafas estilo Google Glass: "El interfaz se reducirá hasta convertirse en unas gafas casi invisibles".

¿Hasta qué punto se insertarán estos dispositivos en nuestro día a día? Aunque algunos expertos lo consideran un supuesto poco menos que loco, muchos otros citan los cartones de leche, que de llevar un sensor incorporado podrían enviar señales a sus dueños para indicar que están casi vacíos.


El 'internet de las cosas' también se plasmaría en chips subcutáneos que vigilen las constantes vitales de pacientes; aplicaciones que ayuden a los internautas a controlar sus actividades rutinarias -el precalentamiento del horno o la temperatura del agua del baño-; ciudades inteligentes con GPS que contribuyan a equilibrar el tráfico; o carreteras, edificios y puentes cuyo estado y desgaste esté cuantificado en todo momento. "Cada parte de nuestra vida será cuantificable", asegura la educadora en redes sociales Lauren Papworth.2. ¿La privacidad, una quimera?

"No habrá absolutamente ninguna privacidad, incluso en la jungla y lejos de la civilización. No me gusta esto, pero la gente ha mostrado una y otra vez que están dispuestos a vender su alma por un descuento de 1 dólar. Las convesraciones, que no sólo incluyen palabras, y también los movimientos, el contacto visual, el oído, la memoria y más, es una experiencia tan holística y placentera que no puede ser abandonada tan fácilmente". Así de pesimista es el vaticinio que Nick Wreden, de la Universidad Tecnológica de Malaysia, hace en el informe del Pew Research Center, donde habla de que la tecnología 'vestible' será el 'pan y circo' de 2025.

El profesor universitario Frank Pasquale, especializado en Derecho, considera que para ese año la sociedad será "más productiva pero más parecida a una prisión"; mientras que Justin Reich, investigador asociado del Berkman Center de la Universidad de Hardvard, apunta a que, pese a sus beneficios, la tecnología también acarreará efectos perjudiciales como "la soledad, la misantropía y la depresión".

El psicoterapeuta Aaron Balick va más allá, y recuerda que los algoritmos en los que se basarán muchas 'apps' y dispositivos no deberían ser nuestra guía principal en la toma de decisiones. "Puede que empecemos a perder de vista nuestros propios deseos o voluntades, como muchos de esos conductores que, siguiendo las instrucciones de sus GPS, acaban en los lugares más inesperados". ¿Se apropiará de nosotros la tecnología hasta el punto de perjudicar a nuestra intuición?3. Nuestros cerebros aún no darán órdenes a los dispositivos

Los analistas consultados por el centro de investigación estadounidense coinciden en que para 2025 los comandos táctiles y de voz estarán muy desarrollados, pero conexiones más atrevidas como la cerebro-dispositivo todavía no serán una realidad.

"En 2025 seremos capaces de escribir en los móviles tan rápido como lo hacemos en un teclado y pantalla completa, estemos donde estemos. Los sensores 'vestibles' y la localización por visores móviles serán utilizados por los sistemas para conocer el contexto del usuario: dónde están, qué están haciendo, y qué pueden estar comunicando. (...) La interacción cerebro-máquina, sin embargo, no será posible para los usuarios físicos, probablemente porque todavía se requerirá un equipamiento invasivo y el ratio señal-ruido será bajo", concreta Per Ola Kristensson, docente de interacción ordenador-humanos en la universidad británica de St. Andrews.

De la misma opinión es el profesor de la Universidad de Carolina del Norte Paul Jones, que vaticina que los movimientos corporales se convertirán en comandos, provocando una especie de "extensión vital aumentada".4. Nadie sabrá arreglar las cosas

Esta llamativa conclusión fue presentada por varios de los expertos, que consideran que una red tecnológica tan amplia conducirá a su evolución irregular. Según el sociólogo de internet Howard Rheingold, que se pregunta cómo un niño será capaz de saber si el pomo de una puerta que reconoce su cara no puede realizar otras acciones, "viviremos en un mundo en el que muchas cosas no funcionarán y nadie sabrá cómo arreglarlas".


El fundador de REX, Jerry Michalski, lanza una reflexión más compleja: el 'internet de las cosas' es una entidad compleja que tendrá fallos y que darán lugar a consecuencias no buscadas en un principio, como la sensación de opresión que podrán conferir herramientas de monitorización del habla o incluso del pensamiento.5. La marginación de los desconectados

No hay duda de que los países desarrollados serán los primeros testigos de esta impresionante evolución de la tecnología. ¿Pero qué pasará con los ciudadanos que no vivan en potencias boyantes? El representante en Centroamérica del Sindicato Internacional de Telecomunicaciones, Miguel Alcaine, responde: "El 'internet de las cosas' puede no ayudar en sus problemas a las personas en países en vías de desarrollo, principalmente porque la tendencia en muchos de estos países será la de centrarse en el corto y no en el largo plazo".

"Lo que implican principalmente estos dispositivos es la aparición de una brecha creciente entre los que disponen de tecnología y los que no", agrega el bibliotecario universitario K.G. Scheinder, que especula con la idea de que ser "un ser humano exitoso" significará estar equipado con tecnología. "La gente que se quede atrás será cada vez más invisible y se verá cada vez como menos humana", concluye.6. Una redefinición de las relaciones

El periodista y director del Proyecto VRM en el Centro Berkman de la Universidad de Hardvard, Doc Searls, explica, entre otras cosas, que la organización de los asuntos a través de nubes estará cada vez más extendida. Según Searls, estas nubes podrán ser más sociales que las propias redes sociales que conocemos hoy, y habrá empresas quje se encarguen de proporcionar y programarlas para su uso por parte de las personas y las cosas.

Otra puntualización recogida en el estudio tiene que ver con los cambios sociales que creará la tecnología. Como explica Bryan Alexander, investigador del Instituto Nacional para la Tecnología en Educación Liberal, su adopción conllevará que la vida de los usuarios sea más fácil; que las empresas dispongan de mayor volumen de datos de sus consumidores y puedan adaptar sus servicios en consecuencia; y que las personas establezcan sus relaciones sociales en función de sus deseos. "Los espacios públicos y privados adquirirán una nueva capa de interacción y mediación con neumáticos que 'tuitean', frigoríficos que escriben y proyecciones en gabinetes".

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