La mezcla genética entre europeos y asiáticos se originó s.VII aC en Mongolia

  • Una investigación liderada por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) ha hallado la primera evidencia de mezcla genética entre europeos y asiáticos en restos de antiguos guerreros escitas, pueblo nómada de origen indoeuropeo que vivió entre los s.VII y II aC en el macizo de Altái, en Mongolia.

Barcelona, 9 nov.- Una investigación liderada por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) ha hallado la primera evidencia de mezcla genética entre europeos y asiáticos en restos de antiguos guerreros escitas, pueblo nómada de origen indoeuropeo que vivió entre los s.VII y II aC en el macizo de Altái, en Mongolia.

La investigación, publicada hoy en la revista "PLoS ONE", refuta que esta mezcla genética no fue fruto de una migración europea hacia el Este, como se creía hasta ahora, sino de una expansión demográfica de la población local de Asia Central, favorecida por las mejoras tecnológicas que les supuso adoptar la cultura escita.

El Altái es una cordillera de Asia Central que ocupa territorios de Rusia y Kazajistán al oeste y de Mongolia y China en la cara este, y que, situadas en medio de la estepa, supusieron una barrera importante para que las poblaciones de ambos lados convivieran y se mezclaran, por lo que permanecieron diferenciadas durante milenios: la europea en la parte occidental y la asiática en el este.

La investigación realizada por investigadores de la UAB, del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont y del Instituto de Biología Evolutiva (UPF-CSIC), aporta nueva luz sobre cuándo y cómo se produjo esta mezcla genética euroasiática.

En el laboratorio de paleogenética de la UAB, los investigadores analizaron el ADN mitocondrial (que se transmite por vía materna y permite seguir el rastro de antepasados) extraído de huesos y dientes de 19 esqueletos de las edades de Bronce (s.XX a VII aC) y Hierro (s.VII a II aC) de la zona del Altái situada en Mongolia.

Estos restos provienen de una veintena de tumbas localizadas hace siete años en una excavación conjunta entre españoles, franceses y mongoles, en la que se descubrieron esqueletos de guerreros escitas momificados, acompañados por un rico ajuar y de sus caballos, y que supuso la primera evidencia de esta cultura en el este asiático.

Los resultados obtenidos, según ha informado la UAB, muestran que la población de la Edad de Hierro, correspondiente al periodo escita del Altái, tenía una mezcla perfecta, del 50%, de linajes o secuencias de ADN mitocondrial europeos y asiáticos.

Según los investigadores, este dato es revelador porque las poblaciones anteriores no muestran mezcla de estos linajes: el ADN de las tumbas localizadas en Rusia y Kazajstán pertenece a linajes europeos, mientras que los de la parte del este, en Mongolia muestran linajes asiáticos.

"Los resultados nos aportan una información muy valiosa para saber cómo y cuándo se generó la diversidad poblacional que hay hoy en día a las estepas de Asia Central y nos sugieren que esta diversidad se originó en el Altái hace más de 2000 años, entre la población local de los dos lados de la cordillera, coincidiendo con la expansión de la cultura escita, proveniente del oeste", ha explicado la profesora de Antropología Biológica a la UAB y coordinadora de la investigación, Assumpció Malgosa.

Los estudios hechos hasta ahora sobre ADN antiguo en el Altái ya indicaban que los escitas fueron la primera gran población con mezcla europea y asiática, pero sólo se habían analizado poblaciones de las estepas euroasiáticas de la parte occidental, lo cual sugería que esta mezcla fue debida a migraciones de población europea hacia el este.

Este estudio es el primero en evidenciar esta mezcla poblacional en la cara este del Altái e indica que la mezcla entre linajes europeos y asiáticos se produjo a partir de poblaciones presentes antes de la Edad del Hierro a ambos lados de la cordillera.

El trabajo sugiere que la población asiática adoptó la cultura escita, más avanzada tecnológica y socialmente, lo que les hizo mejorar demográficamente favoreciendo su expansión y encuentro con los europeos, lo que supone una nueva hipótesis sobre el origen de la diversidad poblacional actual en Asia Central y permite entender mejor los procesos demográficos que la han determinado.

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