La neblina que envuelve la superficie de titán procede del misterioso gas de su atmósfera


La neblina que envuelve la superficie de Titán, la mayor luna del planeta Saturno, y que hasta ahora era de origen desconocido, procede del misterioso gas presente en las altas capas de su atmósfera, cuya composición también acaba de ser desvelada por una investigación internacional liderada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
La misión Cassini de la NASA y la ESA, en la que participa el CSIC, detectó el pasado marzo una misteriosa luminescencia, no conocida anteriormente.
Según el CSIC, su estudio, publicado en la revista 'The Astrophysical Journal', ha revelado que es producida por hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs, en sus siglas en inglés). Por su parte, la neblina es conocida desde hace más de 30 años, aunque su origen y composición continuaban siendo un misterio.
El investigador del CSIC en el Instituto de Astrofísica de Andalucía Manuel López-Puertas, que ha liderado la investigación, cuenta que "hace décadas se propuso que la capa de neblina de la baja atmósfera se generaba a partir de moléculas orgánicas complejas, y en 2007 se sugirió que estas moléculas podrían formarse en la atmósfera superior, varios cientos de kilómetros sobre su lugar de origen".
Su nuevo hallazgo confirma ambas hipótesis. Los PAHs de Titán están presentes entre, al menos, los 900 y los 1.250 kilómetros sobre la superficie del astro.
López-Puertas explica que "estos compuestos absorben los fotones ultravioleta del Sol, que son muy energéticos, y rápidamente redistribuyen esta energía a nivel interno, que finalmente vuelve a ser emitida en el infrarrojo cercano, lo que produce una fuerte emisión con una concentración de partículas relativamente baja".
El gas fue, de hecho, descubierto a través de su manifestación en el infrarrojo cercano. Mediante un modelo de redistribución de energía, los investigadores han sido capaces de calcular que la atmósfera de Titán posee entre 20.000 y 30.000 PAHs por centímetro cúbico.
Para el investigador del CSIC, esta cifra resulta "sorprendentemente alta y aporta una evidencia clave de la composición y la procedencia de la neblina de Titán".

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