Simplemente con una prueba de olfato sería posible diagnosticar el autismo en los niños. Es la conclusión de un estudio realizado por la revista Current Biology en el que ha participado Liron Rozenkrantz, neurocientífica del Instituto Weizmann en Israel.
Según la publicación científica, la mayoría de las personas instintivamente tienden a respirar en gran cantidad cuando sienten un olor agradable, pasando totalmente lo contrario cuando se exponen a un mal olor, en dicho caso, limitan automáticamente la respiración.
Sin embargo, los niños que padecen del trastorno del espectro autista, no realizan ese ajuste natural, lo cual hace que no distingan entre ambas diferencias, señalóLiron Rozenkrantz.
Según informa Fuente Latina, durante la investigación hicieron la prueba a 18 niños que padecían autismo y 18 niños con desarrollo típico de olores agradables y desagradables. A los 36 participantes, les midieron sus respuestas con diferentes aromas. Los olores agradables eran rosa y jabón, mientras que los olores desagradables eran la leche agria y pescado podrido.
Los niños que no padecían de autismo disminuyeron su respiración de manera casi automática (en unos 305 milisegundos). Mientras que los niños con autismo no respondieron tan rápidamente. A medida que le iban presentando los olores, los niños estaban viendo televisión o jugando con algún videojuego.
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