Los griegos aprenden solidaridad a golpe de crisis

  • En una encuesta realizada en 2011 tan sólo el 3 por ciento de los griegos decían haber colaborado como voluntarios. Pero este porcentaje,el más bajo entre los 153 países encuestados por el Índice Mundial de la Caridad, parece cada vez más lejos de repetirse.
Ken Maguire, Atenas (Grecia) | GlobalPost

Ésta es la segunda parte de un reportaje sobre cómo los griegos corrientes afrontan la crisis en el día a día. Para volver a leer la primera parte pincha aquí.

"Estamos re-aprendiendo la solidaridad. Este es un gran cambio", explica Gregory Katsas, profesor de sociología. "Estamos redescubriendo viejas fortalezas".

Los griegos hacían mucha más vida en torno a los barrios después de la II Guerra Mundial, explica Katsas. A principios de la década de 1980 eso cambió.

Los griegos "se enriquecieron mucho y muy rápido", asegura el sociólogo, y se pasó prácticamente de la noche a la mañana de una sociedad agrícola a una post-industrial. "Se olvidaron del barrio", dice.

De hecho, el trabajo voluntario y la caridad no son comportamientos arraigados en Grecia, según muestran algunas encuestas.

En una encuesta realizada en 2011 tan sólo el 3 por ciento de los griegos decían haber colaborado como voluntarios con alguna organización.

Es el porcentaje más bajo entre los 153 países encuestados en el Índice Mundial de la Caridad, que publica la Charities Aid Foundation.

Grecia figura en el tercer lugar por la cola del índice, que también mide el porcentaje de la población que hace donaciones a organizaciones benéficas y "ayudan a un extraño".

El comportamiento caritativo de los griegos ha bajado un uno por ciento desde 2010, según dicha encuesta.

EEUU, Irlanda y Australia encabezaban el ranking en 2011. No hay datos para comparar con comportamientos pre-crisis, ya que el índice (que utiliza datos recopilados por la empresa Gallup) se publica desde 2010.

En Grecia, según Katsas, se produjo un aumento de la solidaridad en torno a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y hubo compromisos oficiales para aprovechar esa base, pero no se hizo correctamente.

"Se desinfló muy rápidamente después de las Olimpiadas. Toda la estructura desaparició. El concepto del voluntariado, la mentalidad, simplemente no existe", afirma el sociólogo.

En la plaza Syntagma las comidas gratuitas atraen a los habitantes de la capital, algunos de ellos sin techo y también a inmigrantes de los que venden productos en las calles de Atenas. Polychronopoulos dice que se trata de una iniciativa solidaria, y no de caridad.

"No es filantropía. No se trata de cocinar para otros; se trata de cocinar todos juntos y comer todos juntos", dice mientras los voluntarios distribuyen lasaña, ensalada y sopa.

La organización, llamada The Other Person (La otra persona), sirve 80 comidas al día, frente a las 10 con las que empezó hace tres meses. Aceptan como donación "cualquier cosa que necesite una cocina".

Para trasladar el material a los barrios, incluida una bombona de butano y las mesas, cuentan con la ayuda de los amigos.

La logística diaria ha ayudado a la voluntaria Calliope Charkianaki, de 36 años, a lidiar con los efectos psicológicos de quedarse en el paro.

Hasta el año pasado trabajaba en una panadería.

"Sufrí depresión. Todo lo veía negro", dice. "Me preguntaba ¿qué voy a hacer? Después me di cuenta de que no podemos pensar así. Tenemos que tener esperanza".

En la actualidad ya no busca trabajo."Para decirle la verdad, realmente me gusta lo que hago aquí", asegura Charkianaki. "No quiero un trabajo, ¿para qué? ¿por 300 euros? ¿para comprar qué? No quiero eso.

"Prefiero no trabajar así. He encontrado una manera. Prefiero ser una sin techo que formar parte de ese sistema".

El mes pasado el jefe de la Iglesia ortodoxa advirtió de una "explosión social" como respuesta a las nuevas medidas de austeridad impuestas por el Gobierno.

El arzobispo de Atenas y toda Grecia Ieronymos II le dijo al primer ministro Lucas Papademos en una carta que hay "inseguridad, desesperación y depresión" en cada hogar, y que el número de suicidios aumenta por ello.

Otras "iniciativas" ciudadanas rebasan la línea del delito. Hay anarquistas que a veces "expropian" comida de los supermercados y la distribuyen en mercados populares.

En una página web se decía que esos alimentos se iban a repartir entre trabajadores del sector del aluminio en huelga.

Charkianaki dice que la clave para sobrevivir a la crisis es que los griegos trabajen todos unidos."Tenemos que encontrar la forma de hacerlo. No podemos lograr nada individualmente. Unidos podemos hacer cosas", señala.

"Tenemos que organizarnos, Tenemos que recuperar el poder".

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