Los guerreros mongoles, origen de la mezcla genética de europeos y asiáticos

  • Un grupo de investigadores liderados por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) ha hallado una de las primeras evidencias de la mezcla genética entre europeos y asiáticos en los restos de antiguos guerreros escitas, que vivieron hace más de 2.000 años en las montañas de Altai, en la estepa de Mongolia.

Barcelona, 10 nov.- Un grupo de investigadores liderados por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) ha hallado una de las primeras evidencias de la mezcla genética entre europeos y asiáticos en los restos de antiguos guerreros escitas, que vivieron hace más de 2.000 años en las montañas de Altai, en la estepa de Mongolia.

Los resultados del estudio, que publica la revista Plos One, revelan que, en contra de lo que se consideraba hasta ahora, esta mezcla no fue fruto de una migración europea hacia el este, sino de una expansión demográfica de la población local de Asia Central.

La sierra de Altai, que ocupa territorios de Rusia, Kazajistán, Mongolia y China, constituyó en épocas antiguas una barrera importante para que las poblaciones de uno y otro lado convivieran y se mezclasen, lo que comportó que europeos y asiáticos permanecieran diferenciados durante milenios, según explica la UAB.

La investigación llevada a cabo por la UAB, el Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont y el Instituto de Biología Evolutiva (UPF-CSIC) aporta nuevos datos sobre cuándo y cómo se produjo esta mezcla genética euroasiática.

Los investigadores han analizado el ADN mitocondrial -el que se transmite por vía materna y permite seguir el rastro de los antepasados- extraído de huesos y dientes de 19 esqueletos de las edades de Bronce y de Hierro de la zona del Altai situada en Mongolia.

Estos restos de guerreros escitas provienen de tumbas localizadas hace siete años, que supusieron la primera evidencia de esta cultura en el este asiático.

Los resultados muestran que la población de la Edad de Hierro tenía una mezcla perfecta, del 50 %, de secuencias de ADN mitocondrial europeo y asiático.

"Es un dato importante, ya que las poblaciones anteriores no muestran ninguna mezcla de estos linajes", señala Assumpció Malgosa, profesora de Antropología Biológica de la Autonóma y coordinadora del estudio.

En concreto, el ADN de las tumbas localizadas en Rusia y Kazajistán pertenece a linajes europeos, mientras que los de la parte este, en Mongolia, muestran linajes asiáticos.

Los estudios realizados hasta ahora ya indicaban que los escitas fueron la primera gran población con mezcla europea y asiática, pero sólo habían analizado poblaciones de las estepas euroasiáticas de la parte occidental, lo que sugería que esta mezcla se debió a migraciones de población europea hacia el este.

La nueva investigación evidencia esta mezcla poblacional en la cara este de las montañas de Altai y confirma que la mezcla de linajes europeos y asiáticos se produjo a partir de las poblaciones que ya estaban presentes antes de la Edad de Hierro a lado y lado de la cordillera.

El trabajo sugiere asimismo que la población asiática adoptó la cultura escita, más avanzada tecnológica y socialmente, lo que favoreció su expansión demográfica y su encuentro con los europeos.

Esta idea, subraya la UAB, supone una nueva hipótesis sobre el origen de la diversidad poblacional actual en Asia Central y permite entender mejor los procesos demográficos que la han determinado.

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