Los planetas podrían influir en la actividad magnética del Sol

  • Un grupo de investigadores, con participación del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA/CSIC), ha constatado que los planetas podrían influir en la actividad magnética del Sol.

Madrid, 5 dic.- Un grupo de investigadores, con participación del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA/CSIC), ha constatado que los planetas podrían influir en la actividad magnética del Sol.

Esta es la principal conclusión de un estudio en el que han participado investigadores de Suiza, España y Australia y que se publica en el último número de la revista Astronomy & Astrophysics como artículo destacado.

La actividad magnética del Sol se manifiesta en forma de manchas, de explosiones que liberan energía y de eyecciones de materia al espacio interplanetario.

El Sol presenta un ciclo de once años, a lo largo del cual su actividad magnética varía entre un mínimo y un máximo.

Superpuestos a este ciclo de actividad magnética hay otros, de períodos más largos (88, 104, 150, 208, 506, 1.000 o 2.200 años).

El primero en observar con un telescopio las manchas solares fue Galileo Galilei, ha relatado a Efe Antonio Ferriz-Mas, del Grupo de Física Solar del IAA, profesor titular de Física en la Universidad de Vigo y uno de los firmantes del artículo.

Poco después de su muerte (1642), en el período que va aproximadamente desde 1645 hasta 1715 apenas se observaron manchas solares; este período se conoce como "mínimo de Maunder".

A lo largo de la historia ha habido otros "grandes mínimos", que afectaron a la cantidad de rayos cósmicos que pudieron alcanzar la atmósfera terrestre.

Para poder reconstruir la actividad magnética solar de los últimos 10.000 años y saber si los grandes mínimos en la actividad del Sol han sido algo excepcional o, por el contrario, un fenómeno recurrente, ha sido necesario analizar testigos de hielo de miles de años de antigüedad.

Ferriz-Mas ha explicado que su equipo analizó la concentración de isótopos cosmogénicos (en concreto los isótopos berilio-10 y carbono-14) en muestras de hielo de la Antártida y de Groenlandia, con el objetivo de reconstruir la historia de la actividad magnética solar.

Estos isótopos son creados en la atmósfera terrestre por acción de los rayos cósmicos, cuyo origen son las explosiones de supernovas.

Cuando llegan a la atmósfera terrestre producen reacciones nucleares, como consecuencia de las cuales se forman los citados isótopos.

Éstos son por tanto indicadores indirectos de la actividad magnética del Sol, según Ferriz-Mas, quien ha puntualizado que, si bien el Sol no crea estos isótopos, el magnetismo solar sí modula la entrada de los rayos cósmicos en la atmósfera terrestre.

Con estos datos, los científicos constataron que, además de los períodos de 11 años, hay otros más amplios.

Además, encontraron una correlación entre estos períodos más largos y el efecto marea de los planetas sobre una delgada capa del interior solar (la tacoclina), efecto que funcionaría de manera semejante a cómo el efecto combinado de la gravitación de Luna y Sol sobre los océanos provoca las mareas en la Tierra.

En concreto, hallaron una buena correlación entre las fuerzas de marea de los planetas sobre la tacoclina -capa del interior del Sol donde se cree se originan las machas solares- y la serie temporal de la actividad magnética solar reconstruida a partir del isótopo berilio-10.

Esta correlación se extiende, al menos, durante los últimos 10.000 años.

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