Héroes nacionales, protagonistas de finales de campeonatos ante 100.000 espectadores, con unos ingresos de más de 130.000 euros al año y más de 10 horas de entrenamiento al día, y capaces de hacer 300 clicks de ratón por segundo. Así son, según cuenta Edge, los jugadores profesionales de Starcraft en Corea del Sur. Estos jugadores se ganan la vida con un videojuego de 12 años de antigüedad y al que hoy le llega el relevo.
Sus gráficos en 2D han sobrevivido más de una década y sigue siendo uno de los juegos de ordenador más vendidos de todos los tiempos. Llegaban otros títulos con gráficos y animaciones más modernas, pero su ritmo de juego y su ambiente inimitable no se han agotado. Incluso con la versión de prueba de la segunda parte disponible en todo el mundo, los jugadores siguen hoy conectándose fielmente a las salas de juego online del primer Starcraft.
Podría decirse que ni los aficionados ni la propia franquicia necesitaban una segunda parte, y no es arriesgado decir que a este clásico le queda vida para largo, incluso con la competencia de su propia secuela. Los aficionados ya lo tenían en el Olimpo de los juegos de estrategia y, seguro que ahí seguirá.
Blizzard ha sabido comprender el fenómeno en el que se ha convertido este juego de 1998, y ha querido conservar el ritmo frenético que se vive en este título de estrategia y también su ambiente y la magnitud de su universo y limitarse a hacer crecer lo que empezó a finales de los noventa.
Starcraft II lleva el espíritu de su antecesor a los gráficos de esta generación e incluye nuevas tropas que encajan en el estilo de cada una de las tres razas jugables, un lavado de cara que le da un nuevo impulso para fortalecer su reinado por unas cuantas décadas más.
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