Teléfonos móviles y juguetes como componentes de satélites de bajo coste

  • Dos mil euros serían suficientes para fabricar un microsatélite con más potencia de cálculo que los actuales satélites comerciales.
Lektu / Microsiervos

Desde hace unos años, la tecnología CubeSat permite a las empresas y universidades fabricar y poner en órbita microsatélites (con un volumen de 1 litro y un peso no mayor de 1 kg.) por menos de 100.000 dólares, abriendo la senda de la experimentación espacial más allá de los gobiernos y las grandes corporaciones.

Ahora, los ingenieros del Centro de Investigación Ames de la NASA proponen abaratar todavía más los costes. ¿La solución? Fabricar los satélites mediante componentes ya disponibles en el mercado, y a un coste relativamente bajo: específicamente, teléfonos móviles y juguetes.

Un teléfono inteligente actual tiene una potencia de cálculo un centenar de veces superior al satélite promedio, que incorpora un ordenador equivalente a los de hace dos o tres décadas. No hace falta más que ir a los grandes almacenes para encontrar juguetes con más capacidades que casi cualquier satélite. "Básicamente", dice Cris Boshuizen, de la NASA, "los teléfonos móviles son robots de 500 dólares sin la capacidad de moverse."

Antes de enviar móviles al espacio, hay que asegurarse de que sobrevivirán al viaje; al fin y al cabo, los teléfonos están pensados para soportar caídas desde la mesa, pero no las aceleraciones y vibraciones de un lanzamiento espacial, ni las temperaturas extremas del espacio.

Y como no hay mejor prueba que la experiencia, los ingenieros de la NASA han utilizado dos pequeños cohetes Intimidator 5 para enviar sendos teléfonos Nexus One a 10.000 metros de altura, a una velocidad de 2,4 Match (unos 2.800 km/h). Lamentablemente, uno de los cohetes se estrelló; pero los teléfonos han aportado información valiosa.

Ambos registraron correctamente la aceleración del lanzamiento, gracias a los acelerómetros que incorporan, y el que sobrevivió al viaje grabó dos horas y media de vídeo a través de un agujero practicado en el lateral del cohete. En ambos casos, todos los componentes de los teléfonos funcionaron correctamente.

Alrededor del 90% del peso de un Nexus One se debe a la pantalla, inútil en el espacio, y a la batería. Dado que se los pretende utilizar dentro de CubeSats, con limitaciones de peso y volumen, a los teléfonos se les quitaría la pantalla y se les sustituiría la batería por una más ligera.

El equipo del Centro de Investigación Ames planea ahora construir un sistema giroscópico de estabilización de satélites a partir de un móvil, más unos giroscopios de juguete de menos de 100 euros y piezas de Lego Mindstorms o similares. El resultado sería considerablemente más económico que los giroscopios actuales de los satélites, que normalmente cuestan millones de dólares.

El objetivo final del proyecto es conseguir que cualquier aficionado pueda fabricarse un satélite espacial por un par de miles de euros. Y al incorporar toda la potencia de cálculo de la CPU de un teléfono inteligente, las aplicaciones están limitadas únicamente por la imaginación del manitas. Espacio, allá vamos.

Mostrar comentarios