Tras un parón de 10 años, Enresa retoma planificación de almacén geológico

  • El nuevo plan de I+D de la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) retoma la planificación de un almacén geológico profundo, después de un parón de diez años.

Marina Segura Ramos

Santander, 24 jul.- El nuevo plan de I+D de la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) retoma la planificación de un almacén geológico profundo, después de un parón de diez años.

El almacén geológico profundo (AGP) es el paso final para los residuos nucleares de alta radiactividad, donde permanecerán centenares de miles de años, frente a los almacenes temporales centralizados (ATC) como el que se proyecta en Villar de Cañas (Cuenca) para un periodo de entre 60 y 100 años.

El ATC comenzará a funcionar en 2018, el AGC empezaría a ser construido en 2068.

España es el sexto país europeo y undécimo en el mundo en potencia nuclear instalada y sus ocho reactores producen el 20 % de la electricidad consumida en el país.

El nuevo plan de I+D de Enresa (2014-2018) incorpora esta novedad -derivada también de las obligaciones de la legislación europea-, así como la de articular una de sus líneas básicas en torno al nuevo centro tecnológico del ATC (intentará aglutinar a todos los grupos de investigación involucrados en el proyecto).

Enresa, recuerda en una entrevista con Efe el jefe de I+D de la empresa pública, Julio Astudillo, ya desarrolló en los 90 un análisis de todo el territorio nacional para el AGP (sobre todo de las formaciones de granito, arcillas y sales) con el fin de conocer posibles emplazamientos. Se llegaron a identificar veinte zonas.

Entre 2004 y 2014 se ralentizó este tema, entre otras cuestiones porque estratégicamente no se quería una asociación entre el ATC y el AGP para evitar confusiones en la opinión pública.

"Cada uno lleva su camino", ha destacado el ingeniero.

Al igual que con el almacén temporal centralizado, la elección del emplazamiento geológico profundo sería similar: la voluntariedad a albergar la instalación, explica Astudillo, que califica este proceso como "más largo, más caro y más complejo" que el ATC.

La designación y análisis de los emplazamientos sería en 2035; la caracterización de los terrenos en 2050 y la construcción en 2068, ha explicado por su lado Pablo Zuloaga, director de ingeniería de Enresa durante un curso de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).

Según el director del departamento de energía del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), Ramón Gavela, las tres premisas que deben prevalecer siempre en un almacén geológico profundo son: seguridad, viabilidad económica y medioambiental y ser aceptado por la sociedad.

"Hay mucho que investigar sobre la evolución a largo plazo; el reto es conocer qué va a pasar de aquí a 100.000 años, asegurarse de que en ese tiempo la estructura geológica sea la correcta", ha añadido el científico.

Y una vez que se han modelizado todos los procesos "habría que saber qué le ocurre a un individuo que vive encima de un AGP", ha dicho Gavela.

De acuerdo con estudios de Enresa y el Ciemat, los componentes no salen a la biosfera y no atraviesan las barreras de ingeniería.

"Dentro de un millón de años, la dosis que puede recibir una persona" es equiparable al nivel de una persona que ve la televisión una hora al día o tomar un vuelo al año (la mitad de los límites de la dosis admitida hoy).

Hoy ningún país tiene un almacén geológico profundo -salvo uno de programas militares en EEUU-. Suecia, Francia, Alemania y Finlandia son los países más avanzados están en sus proyectos para construir esta instalación.

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