Tres vidas y veinte millones. Así batió un español el récord del mundo de Galaga

    • José Ramón Pellicer ha establecido una marca de 20 millones de puntos del clásico de Namco.
    • Ha empleado doce horas en batir la marca aunque podría haberla superado: "Sólo utilicé 3 vidas de 17 y me dejé matar las otras 14".
Pantalla de Galaga, el clásico matamarcianos de principios de los años ochenta. (Namco)
Pantalla de Galaga, el clásico matamarcianos de principios de los años ochenta. (Namco)

Una partida a Galaga. Tres vidas y veinte millones de puntos. Puede parecer sencillo, pero José Ramón Pellicer ha logrado convertirse en el mejor jugador del mundo de uno de los grandes videojuegos de marcianitos de la historia. Lo ha hecho gracias a una marca, del pasado 15 de agosto que le ha situado en el selecto olimpo de los jugadores que ostentan la mejor marca de alguno de los arcades clásicos creados entre finales de los años setenta y primeros de los ochenta.

Galaga, un clásico de Namco aparecido en el 81, fue la secuela de Galaxian. El juego se enmarca dentro del género del shoot'em up, el matamarcianos de toda la vida. El jugador controla una nave que debe hacer frente a hordas de enemigos que se sitúan en la parte superior de la pantalla y que atacan al protagonista en diferentes oleadas. El concepto, básico, es la génesis de un género que todavía hoy en día tiene su lugar en la historia del videojuego. "Empecé a jugar a principios de los años ochenta cuando la pusieron en un bar cerca de mi casa. Debía tener entre 10 y 12 años", relata Pellicer.

Pero si algo tenían las antiguas máquinas recreativas era una capacidad inherente para generar piques entre sus jugadores en base a un parámetro universal que permitía dilucidar quién era el mejor jugador de la sala de barrio: la puntuación. El paso de los años y la aparición de internet ha globalizado ese salón recreativo hasta el punto de que cualquier jugador puede convertirse en recordman del mundo. Necesita un emulador determinado y grabar la partida con un software determinado que permite que los jueces encargados de validar la marca comprueben si se ha utilizado algún truco para conseguirla.

Que Pellicer se convirtiera en un prodigio a los mandos de Galaga no fue un proceso de intervención divina. Este barcelonés residente en Mallorca tuvo que ver muchos toros detrás de la barrera antes de situarse frente a la pantalla. Lo que para muchos chicos de su edad hubiera sido un suplicio, para Pellicer fue un necesario entrenamiento: "Me tenían prohibido jugar con estas máquinas pero, al menos, podía mirar como jugaban los demás. Me pasaba mucho tiempo observando a los niños mayores jugando y analizaba atentamente sus movimientos". ¿El resultado de interminables sesiones de mirón? Una "habilidad especial" para jugar a Galaga. "Todos los chicos de mi barrio siempre me decían que era el mejor jugador que habían visto", explica.Un bucle de 254 fases

¿Cuál es la clave del éxito de Pellicer? "Dominar el juego por completo. Dominar todos sus movimientos, conocer todas las fases del mismo, estudiar el comportamiento de los enemigos, aprender las estrategias del juego. Hay que conocerlo a fondo, estudiarlo y, por supuesto, jugarlo". La peculiaridad de Galaga ha permitido a Pellicer entrenar a lo largo de estos años sin tener que hacer puntuaciones similares a las de su récord ya que el juego comienza de cero una vez que se supera la fase 254. "Llegar a esa fase supone unas dos horas de juego, aproximadamente. Puedes practicar sin tener que hacer los 20 millones exactos que supuso el récord", explica Pellicer. Y es en esas dos horas donde el jugador de Galaga debe aprender a dominar todas esas facetas del juego que apuntaba el plusmarquista español: "Busqué un patrón que me permitiera eliminar enemigos de la forma más fácil y sin riesgo y una vez encontrado dicho patrón me puse a practicar".

El resultado fue una partida impoluta en la que Pellicer sólo empleó tres vidas de las diecisiete que se pueden a llegar a conseguir en Galaga. "Me dejé eliminar las otras 14", explica el jugador. Lo hizo por mero pragmatismo, ya que la partida se podría haber alargado de forma exponencial y el objetivo, superar la anterior marca, se consiguió una vez superados los 15.999.999 de puntos que Stephen Krogman marcó en junio de 1989 cuando utilizó las 17 vidas de las que disponía.

Pellicer disputó su partida con WOLFMAME, un programa que permite jugar y grabar a la vez y cuyo archivo está subido a YouTube, tal y como se puede comprobar sobre estas líneas y la envío a Twin Galaxies y MAME Action Replay Page, dos páginas encargadas de mantener un registro de las mejores marcas de videojuegos clásicos registradas en todo el planeta. "Los jueces examinan minuciosamente este registro y, si no encuentran nada raro, validan la partida", explica un Pellicer que no quiere ponerse límites. ¿Su próximo reto? "Alcanzar los 100 millones en el Star Force, Algo que para muchos que conozco, resulta imposible".

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