Viaje al (supuesto) interior de un agujero de gusano. ¿Será posible algún día?

    • Eric Davis, físico de la universidad de Austin, investiga las posibilidades que existen para materializar uno.
    • "Si lo conseguimos, será en un laboratorio. Luego ya podremos hacerlo en el espacio", asegura.
Representación de una nave viajando a través de un agujero de gusano. (NASA)
Representación de una nave viajando a través de un agujero de gusano. (NASA)

En Interstellar, la cinta de Christopher Nolan estrenada en 2014, los protagonistas viajan a un rincón remoto de la galaxia gracias a un agujero de gusano, una construcción capaz de conectar dos puntos distantes del universo, o de universos paralelos si existieran, que supuestamente se podrá hacer realidad. O eso dice la teoría.

Eric Davis, físico del Instituto de Estudios avanzados de Austin, en Texas, trabaja en el diseño, a nivel teórico, de agujeros de gusano basándose en la teoría de la relatividad de Albert Einstein. Su trabajo se enmarca dentro de la Tau Zero Foundation, una organización que trabaja para hacer realidad, algún día, el viaje interestelar. Un viaje para el que harán falta soluciones inverosímiles hoy que permitan al hombre sortear la inmensidad del universo en plazos de tiempo más manejables.

A pesar de que la teoría de la relatividad cumple 100 años en diciembre, muchas de sus consignas siguen en vigor y muchas de ellas todavía están pendientes de refutarse. "Las ondas gravitacionales, los agujeros negros y otros fenómenos poco comunes predichos en la teoría de la relatividad existen aunque algunos sólo se han observado a causa de los efectos indirectos que provocan, como es el caso de los agujeros negros", explica Davis.

En el caso de los agujeros de gusano, Davis es conciso: "Sólo son fenómenos predichos teóricamente por lo que habrá que experimentar con ellos para verificarlos de una u otra forma".

Ludwig Flamm fue el primero en proponer el concepto del agujero de gusano. Lo hizo en 1916 mientras investigaba las ecuaciones propuestas por Einstein y aunque la teoría certifica el hecho de que puedan llegar a construirse algún día, los medios técnicos necesarios para construir uno en la Tierra están lejos del alcance del ser humano.

Para ello, el hombre debería dominar la energía negativa, necesaria para abrir un agujero en el espacio tiempo que permitiría conectar dos puntos distantes del universo -para hacerlo a pequeña escala, podrían ser la Tierra y Plutón- que se conectarían en un tiempo mucho menor del que llevaría un viaje convencional.

Aunque hay teorías que aseguran que, de crearse, un agujero de gusano sería tan pequeño que no permitiría el acceso de naves o de humano -Davis argumenta que esa afirmación sólo es válida si "se utiliza una cantidad muy pequeña de energía negativa" necesaria para crearlo-, el físico cree que será posible crear un agujero de gusano "primero en un laboratorio, luego en algún lugar del espacio". A partir de ahí, la imaginación es el único límite para viajar.No hay fecha para el primer agujero de gusano

La gran pregunta, el cuándo, no tiene respuesta ni estimación alguna. Davis publicó un artículo el pasado mes de agosto en el que explicaba un modelo matemático que permitía, teóricamente, la creación de un agujero de gusano: "¿Cómo se traslada esa ecuación a un plano con el que pueda trabajar un ingeniero? Nadie lo sabe. La teoría de la relatividad no ofrece ninguna predicción en este aspecto. Crear uno requerirá de un elevado número de experimentos de prueba y error en el laboratorio".

De conseguir crearlos en el laboratorio, y de conseguir las herramientas necesarias para replicarlos en el espacio, los encargados de llevar a cabo la maniobra tendrán que ser capaces de pinchar el espacio, como si lo hicieran con un alfiler, para "cambiar la forma del espacio tiempo para forma un túnel, el atajo del agujero hacia otro lugar en el espacio tiempo que permitirá viajar a otra estrella de manera rápida".

Ante la imposibilidad actual de crear energía negativa que permita experimentar con agujeros de gusano, los científicos han puesto sus ojos en la naturaleza a la espera de encontrar alguna evidencia que pueda sugerir que es un fenómeno natural: "Un trabajo publicado en 1991 por uno de mis compañeros propuso que pudieran existir en el espacio de manera natural. A partir de ahí, se han publicado trabajos en los que se predicen los efectos ópticos que producirían este tipo de fenómenos si los astrónomos se pusieran a buscarlos. El efecto sería muy diferente a la lente gravitacional -la curvatura de la luz que se produce cuando un objeto de gran masa se encuentra entre la Tierra y el foco de esa luz- a la que los astrónomos están acostumbrados".

Sin pruebas físicas, sin evidencias más allá de la teoría, el sueño de un agujero de gusano sigue siendo más propio de la ciencia ficción que de la ciencia. Aunque haya datos y estudios que apoyen la viabilidad del concepto, nuestro sueño de atravesar el universo como el que baja a comprar el pan todavía deberá esperar.

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