Xing Xu, un perfil del cazador chino de dinosaurios

  • A sus 43 años, Xu le ha puesto nombre a 60 especies de dinosaurios, más que cualquier otro paleontólogo vivo. Sus descubrimientos sobre fósiles con plumas han revolucionado lo que sabemos sobre el origen de las aves y siguen aportando datos. Ahora su preocupación es el saqueo y el mercado negro de fósiles. Xu estudió paleontología obligado por el gobierno chino y nunca antes había tenido interés por los dinosaurios.

Xing Xu, el cazador chino de dinosaurios (Imagen: Witmerlab)
Xing Xu, el cazador chino de dinosaurios (Imagen: Witmerlab)

Arrodillado sobre la arena, Xing Xu analiza los restos incrustados en al roca. Lo que ve son los huesos de un dinosaurio que escapaba de la erupción de un volcán y que probablemente murió asfixiado por los gases. Se encuentran en las inmediaciones de la ciudad china de Zhucheng. Desde marzo de 2008, los científicos han desenterrado en esta zona más de 7.600 huesos. Lo llaman "Ciudad Dinosaurio" y se cree que un grupo de estos animales murió en masa aquí como consecuencia de una catástrofe.

Buena parte de los hallazgos han sido encabezados por Xing Xu como investigador del Instituto de Paleontología de Pekín. A sus 43 años, Xu ha descubierto más de 60 especies, más que cualquier otro paleontólogo vivo. Bautizado como el "Indiana Jones de la paleontología" por algunos medios, su trabajo se ha hecho tan popular que incluso protagonizó un anuncio de Toyota. Su descripción de los fósiles con plumas, escribe Kerri Smith en Nature, ha ayudado a comprender que las aves descienden de los dinosaurios y ha terminado con décadas de debate. Su trabajo también ha cuestionado que el famoso Archaeopteryx fuera el ave más antigua y ha ayudado a comprender cómo aparecieron y evolucionaron las plumas.

Para desempeñar esta titánica labor de descubrimiento y clasificación, Xu se ha convertido en una especie de niño mimado de las autoridades chinas. Cuenta con un equipo de 14 personas, entre los que se incluyen cinco estudiantes, siete excavadores que separan los fósiles de la roca, un artista y un fotógrafo, unas condiciones que envidian sus colegas occidentales. Desde el principio de su carrera, Xu tuvo claro que debía abrir la ciencia china al exterior y seguir los protocolos internacionales. Colabora con colegas de EEUU y Reino Unido - trabajó dos años en el Museo de Historia Natural de Nueva York - y está empeñado en trasladar los estándares de revisión por pares a las publicaciones de su país que, a su juicio, no son tan exigentes como debieran.

Su otra preocupación es el comercio ilegal de fósiles y los saqueos. Desde hace unos años, varios guardas vigilan las excavaciones día y noche para evitar los robos, aunque la región es demasiado extensa como para cubrirla entera. "Ésta es una región pobre", explicaba Xu al diario USA Today, "y los granjeros ganan varias veces su sueldo vendiendo huesos de dinosaurio". También abundan las falsificaciones y los fósiles robados acaban en colecciones privadas sin que los científicos tengan acceso a ellas.

"El mejor trabajo del mundo"

"Los dinosaurios son la parte más importante de mi vida", confiesa. "Todavía no comprendemos plenamente las especies que hemos descubierto. Ir al desierto para descubrir nuevas especies, explorar lo desconocido, es el mejor trabajo del mundo".

Curiosamente, Xu no tenía ni idea de lo que era un dinosaurio hasta que entró en la universidad. Criado en la remota provincia de Xinjiang, Xu jamás jugó de niño con dinosaurios ni tenía el menor interés por estas criaturas. "Era un lugar desolado", recuerda, "No había manera de oír hablar de los dinosaurios ni de tener juguetes de dinosaurios". Una vez en la universidad, su intención era estudiar economía o informática, pero por entonces el gobierno chino no daba opción y fue obligado a estudiar paleontología. "Era mi destino", asegura en las entrevistas.

Su mujer Zhonghia Zhou, que trabaja en el Instituto de Geología y Geofísica de Pekín, se queja de que los dinosaurios han absorbido su vida, por lo que Xu está intentando pasar más tiempo con ella y sus dos hijos, de 7 y 12 años. Su obsesión ahora es comprender cómo los dinosaurios no avianos desarrollaron las plumas y si su plumaje era diferente del de las aves modernas. Muchas de las respuestas a estas preguntas están bajo la arena del desierto.

Seguir a @lainfo_ciencia

lainformacion.com
Mostrar comentarios