El 'lobby' inmobiliario

Los 'últimos mohicanos' del G-14: auge, caída y quiebra de los reyes del ladrillo

Fue en 2007 cuando 13 empresas del sector inmobiliario quisieron unir fuerzas para influir en las políticas del sector y mejorar la imagen de los promotores. Han pasado 14 años, varias quiebras y dos crisis.

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La caída del G-14: de señores del ladrillo a protagonistas de quiebras millonarias.
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Un grupo de empresarios se reunía una vez al mes para estudiar fórmulas que les ayudara a influir en las políticas que determinaban su sector y cambiar la imagen que tenía la sociedad en general hacia ellos. Se trataba del G-14, un 'club' que nació en 2007 conformado con los 'pesos pesados' del sector inmobiliario. Los directivos quisieron unir fuerzas para aupar su industria y arroparla de prestigio, pero después de 14 años, varias quiebras y dos crisis económicas -el 'boom' de 2008 y la pandemia- el 'lobby' desapareció y no muchas de sus empresas están vivas. La mayoría de los miembros ha desaparecido o registra ahora una actividad residual o incluso insignificante dentro de conglomerados más grandes que aprovecharon sus dificultades para hacerse con las migajas que quedaban.

El grupo se llamaba G-14, cuando en realidad estaba conformado por 13 empresas. Ni su esfuerzo de 'branding' para esquivar la mala suerte que persigue al número evitó que la sufrieran. Las compañías que formaron parte del selecto club desde su inicio fueron Martinsa-Fadesa, Renta Corporación, Colonial, Chamartín Inmobiliaria, Hercesa, Metrovacesa, Nozar, Parquesol, Grupo Rayet, Realia, Restaura, Vallehermoso y Reyal Urbis. El fin de este 'clan' no estuvo marcado por un pleito, una lucha de egos o la creación de una organización rival, sino por la desaparición del mercado de varios miembros, que menguó su posición de poder.

Y es que la caída libre fue sectorial. La industria de la construcción aportaba el 10,1% del PIB nacional en 2007, pero la crisis económica de 2008 y los casos de corrupción que perseguían a varias empresas le arrebataron su estatus en la década siguiente. Ahora su actividad solo genera el 5% de los bienes, servicios e inversiones que se producen en España. Una fuente conocedora de lo que fue el G-14 comenta a este medio que el grupo trató de evitar este desplome a toda costa y la diversidad de empresas que aglomeraba parecía un soporte suficientemente sólido.

Pero, este sueño no se hizo realidad. Las primeras compañías en abandonar el barco fueron Martinsa-Fadesa, Colonial y Renta Corporación en 2009, un anuncio que incrementó su inestabilidad ya que llevaban casi un año sin presidente por la dimisión de Fernando Martín. Este empresario dejó su sillón después de que su grupo, Martinsa-Fadesa se declarara en concurso de acreedores con un pasivo de 7.000 millones de euros. Hubo reemplazos. El G-14 consiguió captar a Montebalito, Level y Grupo Ferrocarril para llenar los tres huecos. 

Sin embargo, las nuevas incorporaciones no salvaron la partida. Nada -ni la rebaja de su cuota de pertenencia, que pasó de 10.000 euros al año a 4.000 euros entre 2007 y 2009- consiguió mantener a flote el grupo, o a sus empresas... Solo hay que ver el ejemplo de Reyal Urbis, que registró un pasivo de más de 4.000 millones de euros en 2013 y la Agencia Tributaria la colocó en en primer lugar de su última lista de morosos por sus deudas de 341 millones de euros con Hacienda. 

Otras compañías han quedado bajo el paraguas de promotoras más grandes. Este es el caso del Grupo Rayet, que pasó a formar parte Quabit, a los mandos del empresario Félix Abánades, y desde este año se diluyó en el entramado de Neinor Homes. Algo parecido ocurre con la inmobiliaria Vallehermoso, que no consiguió dar los frutos esperados y ahora fuentes de Sacyr, su propietario, comentan que solo existe la marca y un desarrollo residual en Almería a su nombre. Asimismo, la inmobiliaria vallisoletana Parquesol fue absorbida por la Constructora San José en 2008. 

El grupo desapareció y la foto de las empresas que lo formaron en 2007 no es la misma ahora. Fuentes cercanas al grupo comentan que ya no existe una organización como esta. Asprima, la asociación de promotores inmobiliarios de Madrid, ya existía en su momento, pero no contaba con las empresas más grandes... y con más presupuesto para ejercer una acción directa en el sector. La crisis de 2008 hizo que el G-14 perdiera fuelle y su actividad se fue apagando al mismo ritmo que el repliegue de su peso en la economía nacional. 

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