Desafíos para los extranjeros

Casarse, pagar sin hipoteca y asumir los riesgos: cómo comprar casas en Cuba

Los extranjeros interesados en comprar una vivienda en la isla del Caribe deben tomar en cuenta que su nombre no aparecerá en la escritura y que antiguos propietarios pueden reclamarla si cambia el Gobierno. 

Cuba
Casarse, pago sin hipoteca y asumir los riesgos: cómo comprar casas en Cuba.
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Cuba para los cubanos. La economía cubana se cerró al mundo en 1959 con la llegada de Fidel Castro al poder y el posterior embargo impuesto por Estados Unidos. Sin embargo, la isla caribeña, con sus playas y su casco antiguo, todavía cautiva a los inversores extranjeros. Expertos del mercado inmobiliario local confirman a 'La Información' que la demanda de viviendas por parte de foráneos sigue viva porque los inversores con alto poder adquisitivo prefieren asumir los riesgos de moverse en un sistema hecho para excluirlos que perderse la oportunidad de rentabilizar sus activos cuando Cuba vuelva a ser lo que era hace 62 años. 

El riesgo principal al que un comprador extranjero se enfrenta es que la casa no será suya en los registros oficiales. Su nombre no aparecerá en los títulos   porque la legislación cubana establece que los inmuebles solo pueden ser de sus ciudadanos. Elias Amor, economista y presidente de la Unión Liberal Cubana, explica a este medio que la fórmula más habitual para 'esquivar' este requisito ha sido "buscar una pareja cubana. Es triste, pero es así". 

Otra opción es recurrir a un cubano conocido y pagarle el valor del activo y que él haga el papeleo, pero esto tampoco es lo más seguro ya que esta persona puede quedarse con la casa si así lo decide en cualquier momento. Además, no todos están dispuestos a participar de estas operaciones. "Algunos cubanos que se fueron del país y deciden volver para comprar se echan para atrás cuando los funcionarios del Gobierno exigen saber de dónde proviene el dinero. Y es que los bancos actúan como agentes de la seguridad del estado. Monitorean los saldos de las cuentas corrientes y si a una persona le aumenta por encima de un nivel determinado se le da la información a un vigilante comunista del barrio que lo visita para interrogarlo. No mucha gente está dispuesta a pasar por eso", según Amor. 

El experto aclara que la mayoría de los directivos que trabaja en la isla "viven en hoteles donde las condiciones son muy parecidas a las de sus países, pero son una burbuja de la que no pueden salir. Los empresarios que se trasladan a otros países del continente como Panamá, por ejemplo, sí viven en el mundo. Compran, venden y participan del mercado. En Cuba no. No es posible hacerse con la titularidad de un activo si eres extranjero, salvo algunas excepciones muy pero muy puntuales".

Un riesgo añadido es la 'okupación'. El experto advierte de que a la hora de comprar es necesario mirar bien la escritura: "Si la titularidad de la casa se fijó antes de 1959 la transacción es más segura que si se otorgó después. Esto es así porque las viviendas más emblemáticas de la ciudad, que pertenecían a la alta burguesía, están ocupadas por descendientes de los revolucionarios que las incautaron a sus legítimos propietarios. Al principio de la revolución llegaba un comandante a una casa y decía 'quiero esta para mí' y el dueño tenia que salir huyendo. Ese miliciano se mudó con su familia, cabras, gallinas… y ahora seguro la utilizan sus nietos, que casi siempre pertenecen a lo que yo llamo la cúpula. Son los que todavía no han roto con el poder".

Sin embargo, los descendientes de los propietarios legítimos se pueden presentar en la puerta a reclamar lo suyo en cuanto cambie el régimen. "No hace falta ninguna ley. En cuanto haya un cambio político las normas volverán a ser las de antes. Por esto hay que tener muy en cuenta a quién se le compra la casa. En Cuba ocurrirá lo mismo que en los países del este de Europa, que han estado envueltos en procesos de devolución de propiedades durante décadas. Este tema es muy importante", recalca Amor.

Para los que todavía se planteen invertir, el siguiente punto a considerar es que en Cuba no existe la figura del préstamo hipotecario. Las compras se hacen "poniendo los billetes sobre la mesa", según Amor, que defiende que "eso hace que haya muchas operaciones pequeñas y pocas grandes. Las transacciones más significativas en esta materia solo están al alcance de los miembros de la jerarquía económica y política del país y en la mayoría de los casos se gestionan fuera de la isla.  

Si esto no desanima, toca que mirar los precios. Los que se aventuren en el mercado inmobiliario de la isla deben saber que muchas casas son antiguas y emprender reformas en un país donde la industria constructora es casi inexistente - no hay demanda porque los ciudadanos solo pueden tener dos viviendas por ley- es complicado y costoso. Los precios son variados. El 'broker' Kurt Meerveld del Cuban Investment Group informa a este medio de que las ofertas de los inmuebles van desde los 60.000 hasta los 500.000 dólares. También se pueden encontrar 'joyas' millonarias, pero son pocas. 

El agente inmobiliario defiende que los precios no han sido inmunes a la coyuntura política: "Los costes presentaron repuntes del 400% y en algunas propiedades específicas del 800% durante 2014, pero esta euforia ya ha pasado y la tendencia se ha aplanado". El momento del alza coincidió con los pasos hacia el deshielo entre Cuba y Estados Unidos que tomó el expresidente Barack Obama, pero el paso atrás de su sucesor Donald Trump devolvió a los valores a sus niveles iniciales.  Ahora el país se enfrenta a un estallido social -en medio de una pandemia- y Kurt Meerveld asegura que tiene inversores con sus carteras listas para comprar, pero les ha recomendado esperar. Es difícil predecir cuándo llegará la 'normalidad' a la isla por las situaciones de conflicto que también parecen eternas en otros países latinoamericanos como Venezuela y Nicaragua. Los inversores deben asesorarse antes de decidir entrar en estos países ante la volatilidad de sus mercados. 

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