Galil Capital

La socimi del CEO de Check Point sufre la fuga de estudiantes... y los 'okupas'

El vehículo inmobiliario controlado por Gil Avraham Shwed ha explicado al mercado las variantes que han influido más en su negocio desde la llegada de la pandemia. 

BME
La socimi del CEO de Check Point sufre la fuga de estudiantes... y los 'okupas'.
RAFA MARTIN

Galil Capital RE, la socimi controlada por el CEO de la empresa tecnológica Check Point, Gil Shwed, ha informado al mercado sobre cómo la pandemia de coronavirus ha hecho tambalear los puntos fuertes de su negocio.  La empresa ha explicado en un comunicado que "en tiempos 'regulares', Barcelona y Madrid son ciudades son muy atractivas para los turistas y estudiantes extranjeros", sobre todo por sus "mercados al aire libre, restaurantes, eventos deportivos y bares". Sin embargo, ya es sabido que la Covid cortó el tráfico internacional, pero en este caso, el vacío generado por la falta de viajeros se agravó con la llegada de 'okupas' a los inmuebles. 

Y es que gran parte de sus dificultades económicas provienen de su dependencia de estos estudiantes.  De hecho, el mayor cliente de Galil Capital, una empresa que arrendó 10 unidades para universitarios norteamericanos, cerró ante la falta de clientes durante julio y devolvió los pisos a la socimi. Acto seguido, dos de los apartamentos fueron 'tomados' por 'okupas', y hasta la fecha uno continúa en esta situación.

Este vehículo inmobilerio con una capitalización bursátil de 32 millones de euros en el BME Growth posee una cartera de inmuebles residenciales diseñada para estudiantes, en su mayoría norteamericanos, que deciden estudiar en el país. Las ocho propiedades en su portafolio están distribuidas entre Madrid y Barcelona, pero también cuenta desde este año con un activo industrial en Valencia

Por el tipo de cliente que tienen, la socimi se vio obligada a hacer cambios. Muchas unidades completamente amuebladas que antes de la pandemia se alquilaban por periodos cortos o medianos -menos de un año- se traspasaron al mercado residencial tradicional, que busca inquilinos a largo plazo. La socimi ha explicado que este 'giro' también se produjo en otras empresas del sector, lo que resultó en un aumento de competencia por arrendadores, ciclos de desocupación más largos y bajadas en los precios.

Diversificar la cartera podría ayudar. Entre las últimas inversiones de Galil Capital está la compra de una propiedad industrial en Náquera, Valencia, a finales de abril. El recinto se articula en cinco módulos y se extiende por una superficie de 52.103 metros cuadrados. El precio de cierre de la operación fue de nueve millones de euros, una cifra inferior a los 11 millones calculados en el proceso de tasación el mes siguiente. La socimi ha informado de que el inquilino actual de la propiedad desembolsará 72.000 euros anuales en concepto de rentas por los próximos 10 años. Pero, todavía hay cabos por atar ya que el módulo uno está vacante. Sobre esto, la empresa ha asegurado estar en conversaciones preliminares con posibles inquilinos.

Estos ajustes llevaron a la socimi a reportar un resultado negativo de tres millones de euros y a elevar su deuda de ocho a diez millones entre 2020 y 2021. La empresa se planteó vender alguna de sus propiedades el año pasado para hacer caja, pero presionó el botón de pausa en las operaciones por las dificultades que atraviesa el mercado. La clave para la recuperación económica, según el documento presentado a los inversores, es el avance de la campaña de vacunación.

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